Que aún hay clases

Hay un hecho innegable, y es que los tipos con coches caros se creen los dueños de la carretera. Esto me ha hecho recordar una vieja historia. Hace ya algunos años estaba yo currando en el Velódromo de Anoeta. Me tocaba estar en la portería y a una compañera, bastante inútil, para qué voy a andarme con rodeos, le tocaba estar de mantenimiento. En esto que llega un compañero -el rubio-  que estaba en las piscinas del otro lado de la calle. La ciudad deportiva de Donostia tiene un montón de instalaciones juntas. Venía a por unas vallas y a por la femwick del velódromo para llevárselas. Necesitaba una ayuda, y como la compañera que estaba conmigo, aparte de negada, no caía bien a nadie, el rubio me pidió a mí que le echara una mano.

A todo esto hay que decir que en el Velódromo faltaban un par de horas para que comenzara la asamblea de socios accionistas de la Real Sociedad de Fútbol S.A.D., que estaba en una gran crisis económica, flirteaba con la segunda división, y había un cabreo supino con el presidente de la entidad, que era ese tipo que ahora es el presidente de la Liga Profesional de Fútbol. Había un escándalo con los fichajes y con dónde había ido a parar parte de la pasta recibida por la venta de Xabi Alonso al Liverpool. Yo estaba en la portería, pero pedí a mi compañera que me relevase para que yo hiciera su trabajo en el almacén.

Ahí pretendía aparcar el tío del mercedes con gemelacos de oro

El velódromo es un recinto cerrado donde hay una pista de ciclismo, una pista de atletismo indoor y en medio una planicie para la práctica de varios deportes, con su foso de arena para el salto de longitud, su colchoneta para pértiga, su área de lanzamiento de peso...Todo eso se tapaba para eventos tales como conciertos, o sesiones del festival de cine para los escolares. Ese día, como es lógico, había un mar de sillas y una tarima con una mesa para la junta directiva de la Real Sociedad. Y hay una rampa de acceso al exterior por el que entran camiones para carga y descarga. El rubio y yo bajábamos con la femwick cargadita de vallas y nos encontramos en medio de la rampa un cochazo. Un mercedes impoluto. Así que me bajo de la femwick y me dirijo al conductor:

Juli Gan: ¿Oiga, ¿Dónde va?

Directivo con unos gemelacos de oro y corbata de seda  mirándome de arriba a abajo con cara de "por qué le tengo que dar explicaciones a esta proletaria con uniforme": A aparcar el coche para la junta de accionistas.

Juli Gan: Saque el coche

Directivo: ¿No hay aparcamiento para los directivos?

Juli Gan: ¿Dónde lo quiere aparcar, en mitad de las sillas de los accionistas? No tenemos aparcamientos.

Directivo: Pero el chico de la puerta -Un tío de una empresa auxiliar que estaba en el exterior- me ha dicho que aquí se puede aparcar.

Juli Gan: ¿Y quién es ese? Yo soy la conserje y aquí no hay aparcamiento. Vaya a aparcarlo al estadio de fútbol. Además, tenemos que salir con el toro (la femwick)

Para quien no me conozca, Juli Gan es la persona menos desafiante del mundo, pero me tocó las narices que para cinco minutos que dejo a la inútil en la portería, va y monta un follón. Así que salimos al exterior el mercedes marcha atrás, nosotros con la femwick cargada y me voy derecha para el tontolhaba  del chaleco fosforito de la empresa auxiliar y le digo:

Juli Gan: ¿Quién ha dejado pasar a ese coche dentro?

Guardia amateur: Yo

Juli Gan: Pues no mandes más, que ahí no hay ningún garaje.

Guardia amateur: ¡A mí me ha dicho mi jefe que vayan ahí dentro!- me dice subiendo la voz y eso me cabrea....

Juli Gan: ¿Y quién coño es tu jefe? ¡Aquí mando yo!

Le miro con seriedad y me largo a paso decidido derechita a la portería del velódromo ya con el cabreo, nada natural en mí, me encuentro a la inútil de mi compañera leyéndose una revista y le digo:

Juli Gan: ¿Por qué has abierto la puerta de la rampa para que entren coches?

Compañera indolente: Ah, no sé, me han dicho...

Juli Gan: Pero vamos a ver,  usa un poco la cabeza, ¿Dónde van a meter los coches, en las pistas de atletismo?

La rampa de acceso es esa cosa a la derecha por donde van a pasar los ciclistas

Dejo cinco minutos la portería en poder de la inútil, que ni aprobó el examen de la bolsa de trabajo, y me monta un follón. El payaso de la empresa auxiliar, en vez de preguntar nada, decide hacer de aparcacoches gritón. El tipo importante de los gemelacos que conducía el mercedes me mira como si fuera chusma sin autoridad. Y lo peor es que el estadio de fútbol no está ni a cien metros y allá sí tienen garaje.