Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 23 de junio de 2010

San Juan sua (Fuego de San Juan)

Cuando era una cría este día 23 de junio significaba el comienzo oficial del verano. Generalmente se acababan las clases hacia éste día. En la extinta EGB nunca tuve problemas, así que siempre salía victoriosa, aunque viviera de rentas, porque gandula era un rato y estudiaba el mínimo posible. Se acababa el odioso cole y las horas de sol se prolongaban más allá de la cena. ¿Qué más se podía pedir?

Las semanas previas a la noche de San Juan, los chavales de cada barrio íbamos almacenando material incendiable para hacer una buena hoguera. El año que la fábrica de cementos cerró, arramblamos con todos los palés de madera que había e hicimos una torre cuadrada inmensa. Era genial romper muebles viejos y recoger kilos de papeles, aunque mucha gente se aprovechara para darnos basura directamente. Luego nos agenciábamos un muñeco. Lo confeccionábamos con ropa vieja que nos daban para quemar. Esto se hacía el mismo día 23, porque muy a menudo algunos gamberros quemaban las hogueras en los días anteriores. Siempre había ese riesgo. Nosotros gozábamos de la existencia de un gran descampado donde solíamos jugar. Era el terreno del caserío Darieta. Con los años ese terreno se urbanizó. Ahora hay que desplazarse algo más lejos para disfrutar del fuego purificador.



El día 23, una comisión de chavales del barrio íbamos casa por casa pidiendo donativos para comprar bebidas y algo de dulces para ofrecer a los vecinos a la hora de la fogata. En aquellos optimistas y permisivos años en que a los críos no se nos prohibía comprar ni tabaco ni alcohol, podíamos ir a la tendera del barrio a comprarle coca colas, fantas, cerveza, vino e incluso moscatel, y algo de pastas y alguna chuchería para los críos más pequeños. Cuando se ponía el sol, o quizá algo más tarde, uno de los miembros de la sociedad gastronómica del barrio prendía fuego a nuestra laboriosa hoguera. Desde mi barrio se contempla el puerto de Pasajes, justo enfrente, al otro lado de la bocana del puerto, se encuentra Pasai Donibane (Pasajes de San Juan), allá se hacía fiesta, claro está, y desde allá se oía la música de la verbena y después las campanas de la iglesia. Todo olía a chamuscado, hasta la ropa, pero era el inico del placentero verano al sol.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo nunca hice hoguera...será por eso que ahora estoy tan verde!.
Feliz noche de comienza el verano.

emejota dijo...

Mientras lo leía me estaba sintiendo una cría recogiendo palets y comprando chucherías. Este año no podré ver el fuego, pero tu post ha rellenado ese huequecito. Un abrazo fuerte.

Jirafas en Gerundio dijo...

Seguro que te sale una sonrisilla recordando esos momentos.....Espero qeue esta sea una feliz noche de "San Juan sua".

felicitat dijo...

Anda!, pero si en mi barrio no se nos ocurria hacer otra cosa que lo que cuentas... qué diver!!, a nosotros nos hacian chocolate con coca, encendian la hoguera y bajabamos el chocolate por el balcón del primer piso, o sea por el de mi vecina Dolores o el de mi casa y ala!, a esperar las brujas tirando petardos.
Esta noche me espera algo parecido, pero esta vez hago de mamá... feliç revetlla i nit de Sant Joan... doneu-me xampany, que es la nit més curta i el dia més llarg!!!!

Besos!

Hormiga dijo...

halaaa qué bonitos recuerdos!

Mean Mr Mustard dijo...

Me ha gustado mucho este post.

Aprovecho para decir que estoy muy triste por la tragedia de Castelldefels. Trágico. Las familias deben estar destrozadas. Descansen en paz.

iTxaro dijo...

yo hace mucho que no voy a las hogueras, pero casi que tenía que haber ido a quemar cosillas jajajaja