Atentados, noticias y mensajes

Anoche estaba puesta la TVE, por casualidad, a la hora de las noticias. No suelo ver el parte del gobierno, pero, mira, es un caso para Iker Jiménez que, mientras cenamos, el mando a distancia está en la otra punta del comedor, abandonado en el sofá. Salían noticias sobre el bombazo de Manchester. No me entendáis mal, cualquier muerte violenta es lamentable y su origen, reprochable, pero ¿No os preguntáis quién se beneficia con estas cosas y a quién están dirigidos los mensajes? Me explico ahora.

La noticias eran una sucesión de apuntes plañideros que apelaban a la compasión del espectador más que a su información. Salieron un par de españolitos residentes en la ciudad obrera inglesa contándonos que alguna vez han pasado por ahí. ¿Qué relevancia tiene eso? También yo he llegado en tren a Atocha ¿Y qué?

¿Cuándo hay elecciones en UK?

Me huele a cuerno quemado que nos empiecen a sacar fotitos de tiernas víctimas, como la cría de ocho años que estaba en un concierto. ¿Una niña de ocho años en un concierto? En fin, dejemos eso. Nos sacan hasta nuevos héroes, por cierto, unos sin techo, así lo indican, sin subrayar que el terrorismo principal es el capitalista. ¿A quién apelan? ¿Qué mensaje nos están dando? ¿Que podría pasarnos a nosotros y que por eso debemos apoyar sin reservas una intervención militar? Sobre esto, os diré algo cuando hable del que han identificado como el terrorista suicida, porque tiene tela. Casi todas las informaciones están orientadas a conocer a las víctimas. No ocurre lo mismo si el bombazo es en Yemen, en Irak o en Siria, no sea que nos sintamos culpables y rechacemos todo lo que están haciendo para involucrarnos.

Se me ocurren mejores lugares para poner un bombazo y que haga mayor daño que el de ponerlo en un concierto de una artista semiconocida en una ciudad obrera. No quiero que me acusen de terrorista, así que tendré mucho cuidado en hablar de Londres y la City, donde se haría mucho más ruido, daño y no será por ausencia de convencidos musulmanes que curran allá, si es que son ellos los autores, claro. ¿No os parece curioso que siempre sean atentados en lugares de poco fasto, como queriendo convencernos de que somos nosotros, los obreretes, las víctimas? ¿Quieren que apoyemos la próxima guerra y nos prestemos voluntarios a luchar por nuestra causa, justo como dicen que hacen los suicidas?

Mis muertos no son los tuyos

Y ahora, el demonio, el chico de origen libio que "se radicalizó". Vamos a ver. su familia, que se oponía a Gadafi, se largó de Libia y sólo volvió cuando la OTAN acabó con asesinándolo. Volvió a una Libia radicalizada religiosamente, tal y como querían los países occidentales. ¡Qué ironía! Dicen que el chaval, cuando viajó al país de sus padres "libertado" por su país de nacimiento, entre otros, se radicalizó. Este chaval se volvió takfirí perdido gracias a que Reino Unido asesinó, como lo confirmaban las risas de hiena de Hillary Clinton, al dirigente de Libia. Reino Unido lo permitió y ahora se lamenta de que un británico fuera a su Libia liberada y tomara la determinación de matar a unos pocos compatriotas en una ciudad de obreretes.

Eso sin contar que quienes más pasta ponen en radicalizar el fundamentalismo religioso son esos amigos y socios de negocios de la península arábiga, los wahabíes, con los que occidente hace negocio. Pero no pasa nada. Utilicemos este sacrificio de un puñado de pobres obreretes sin importancia alguna en el afán de ganar poder.

Buen negocio el de vender armas y llevarse comisión

Otra pasada de aguja más. Soliviantemos a los televidentes, bloqueemos su capacidad de raciocinio con informaciones plañideras para potenciar el sentimentalismo que les lleve a acatar leyes por su seguridad para cercenar su libertad sin que protesten, fomentemos sus sentimientos para legitimar acciones de odio futuras.

Los que se ríen bien lejos de la miseria humana y de la manipulación de pobres perdedores están esperando apropiarse de los bienes que dejará la próxima guerra que están calentando a fuego lento, y en los pequeños borbotones del preludio a la ebullición, nos cocemos los miserables desheredados de la tierra engañados por las partes.

Y más cosas que se me ocurren, pero no os voy a dar la paliza.