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En el número 387 de agosto de 2013 de la revista seudocientífica y alarmista Muy Interesante, aparece un artículo firmado por Roger Corcho titulado "en la mente del terrorista".

Para hacerlo más efectivo, nos sacan la foto de unos policías de Boston corriendo mientras un atleta de la maratón está en el suelo con cara de sorpresa, y al lado, un par de fotos de los hermanos Tsarnaev, a los que se atribuye porque sí el atentado. Esto no es cuestionable, como no es cuestionable el 11-S, y  a callar.

Esta foto no sale, sólo la verdad oficial de los Tsarnaev

El artículo empieza muy poético hablando de sangre y sombras chinescas para expandir el terror. Dice que los atentados son un instrumento de los terroristas para extorsionar. ¿Extorsionar? Decir esto es muy peregrino, creo yo.

Evocar es lo mejor para atraer al lector y habla del 11-M o de la matanza de Hipercor, pero no habla de matanzas como la del 3 de marzo de 1976, porque el terrorismo de Estado no se contempla, porque no interesa fijar como terrorista a quien gobierna, aunque mate de una forma cruel y despiadada, ya sea a la salida de un encierro de trabajadores en una iglesia o en una guerra a domicilio fomentada en las islas Açores.

El terrorismo de Estado no existe y a callar.

Habla de Boston, del extraño atentado de Londres, recalcando el "Alá es grande" de los supuestos autores, para que identifiquemos bien  al malo. Y cuenta unas cosas extrañisimas, trayendo a colación a ETA, porque no hay que perder de vista el objetivo de identificar terrorista sólo a los chechenos, musulmanes de cualquier tipo e independentistas, como si no fuera legítimo tener una ideología o religión determinada, y nos habla de que un miembro de ETA dice que ser del grupo da prestigio " es como fichar por el athletic".

Semejante majadería no la había oído yo en la vida. No sé mucho de ETA, pero, desde luego, los que pertenecen a esta banda armada no van pregonándolo. Sin embargo, con ello, ya vuelve a criminalizar terrorista-vasco-equipo de fútbol local. No sea que a alguien se le olvide.

Atención, porque aquí viene lo bueno del artículo, relacionado con el prestigio que supone pertenecer a un grupo terrorista. Una adolescencia marcada por ídolos  equivocados- como Ernesto Che Guevara u Osama Bin Laden en lugar de la estrella de rock o el delantero goleador de turno- y unas compañías poco adecuadas pueden encauzar a los jóvenes hacia el terror. Así, sin sonrojarse por la bomba que ha lanzado.

A ver, a ver. O sea que el Che era un terrorista porque lo dice este periodista y tenerle más respeto que a CR7 es síntoma de volverse terrorista. O sea, que nos encauza hacia lo que debemos sentir. Tenemos que ser borregos que admiremos a ídolos del espectáculo lucrativo, y a la vez consumir, pero no fijarnos en la tarea de los que trabajan contra el terrorismo legitimado (que no legítimo) del Estado.

¡Esta sí que es buena, Corcho! Adoctrinamiento borreguil. ¿Te contesto? Beeee, beeee, beee.