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jueves, 26 de julio de 2012

Nivel educativo, planta baja

Sobre el post anterior, he de disculpar a RTVE, ya que, como Manderly demostrara, sí que divulgó la noticia del fallecimiento de Esther Tusquets. Sin embargo, después de haberlo mirado en muchos medios, es lamentable que a ella le dediquen menos espacio y menos palabras que a otros egregios fallecidos del día.

Dice bastante de los intereses culturales de la población el que conozcan o no a escritores e intelectuales. Eso habla por sí solo del nivel educativo que tenemos, algo tan de moda actualmente, ya que no sólo está en crisis la economía. Hablan del sistema educativo y de los recortes. La enseñanza pública que siempre ha tenido mala prensa, sin razón alguna, va a sufrir una regresión. Tenemos una enseñanza pública que no es mala. Yo me he educado en la escuela pública y creo no haber salido mal del todo.

Mis padres tenían pensado llevarme a una ikastola (Colegio en euskara, por mi infancia, privado porque las instituciones franquistas no contemplaban la enseñanza en "lenguas separatistas"). En aquellos tiempos las ikastolas se movían en el limbo "alegal". Se sufragaban con el esfuerzo de los padres. Tengo un hermano un par de años mayor que yo, que comenzó a asistir a la ikastola del barrio, pero le tocó una andereño (señorita, literal) que había ejercido como tal cuando la república, porque en los años 30 sí que había ikastolas legales. Era una señora mayor muy severa, y mi hermano, que debió pillar algún trauma con ella, se sentía aterrado sólo con verla. Cuando mis padres lo notaron, pidieron al centro que lo cambiaran de educadora, ante la negativa, sacaron a mi hermano de la ikastola y lo llevaron al parvulario público del barrio.

Así que yo seguí los pasos de mi hermano y me estrené en el parvulario al par de años de cascarla el general en jefe de este cuartel con pinta de península. Mis padres confiaban en la escuela pública. Mi abuelo había sido maestro de escuela hasta que murió y media familia se dedica a la enseñanza. Bueno, algunos también en el ámbito de la privada, ya que tengo algún tío jesuíta. A este, de crío, lo becaron los curas, que se dedicaban a hacer fichajes entre los colegios públicos para llevarse a los mejores chavales. Así ganaban aquellos colegios el prestigio.

Asistí al colegio público de mi barrio que fue inaugurado para el curso del 82. Mi padre se hizo miembro del AMPA. Se había decidido dar un nombre al colegio y se barajó la posibilidad de llamarlo José Miguel de Barandiarán, como el ilustre antropólogo y eminencia de la cultura prehistórica, que además era sacerdote.

La presidenta del AMPA, la madre de una amiga, que en las próximas elecciones municipales iba en las listas del PSE, tanto que llegó a ser concejal, va y pregunta "¿Barandiarán, y quién es ese?" Mi padre, que se llevó una desolada impresión, le explicó que era un científico fantástico de la provincia, y que, como suele ser,  era mas conocido en el extranjero que en su propia casa. Mi padre había leído algun libro suyo, además lo había tenido como profesor en el seminario de Vitoria, porque mi padre, que no tenía vocación sacerdotal, pero quería estudiar, no tenía otra alternativa que vestirse de negro para poder recibir clases sin tener que dejarse una fortuna que no tenía en colegios privados.


El colegio público se quedó con el nombre del barrio donde estaba, como era de esperar, ya que nadie sabía quién era aquél cura con sotana, ni retenían el nombre . Hay que tener en cuenta que mi barrio es un barrio de gente humilde, la mayoría llegada poco tiempo atrás de otras regiones, sobre todo castellanas y extremeñas. Los hijos de aquellos inmigrantes, mis amigos, sí habían nacido en aquella ciudad, como yo, y sus padres estaban encantados de poder llevarlos a una escuela. Pasábamos los cursos, la mayoría, sin problemas y muchos accedimos al bachiller público e incluso a los estudios universitarios. Ese era el objetivo de los padres. Del mío, también. Él llegó a sacarse el bachiller superior. Para su época, la leche, pero siempre había tenido ganas, que no la oportunidad, de poder acceder a cursos superiores.



Esos padres nuestros nos enviaron al colegio público del barrio con la ilusión de que adquiriéramos un nivel educativo y de que supiéramos quién era Barandiarán, incluso. La escuela pública nos educó y adquirió un nivel maravilloso. Ahora la quieren descuartizar y relegarla a lo más básico. Quienes mandan no desean que las clases populares (Tiene gracia que tengamos el mismo apellido que el partido del gobierno) adquieran conocimientos extra. Desean mantener el inflexible nivel de castas hindú y ponernos a cada uno en nuestro lugar piramidal. ¿Quién ha dicho que el sistema educativo está en crisis? Si funciona perfectamente. Están cumpliendo todos sus objetivos: El que pueda pagárselo, recibirá una educación exquisita que le permita acceder a las clases de mando, y los que no, con saber leer los ingredientes y la aritmética justita para no equivocarse con el cambio, para trabajar en Telepizza ya es válido.

No dejemos que esto ocurra. La educación pública es digna y debería seguir siéndolo.




7 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Juli, has hecho una muy bonita entrada y, salvando la distancia geográfica, me resulta muy familiar.

Te digo una cosa, si en el 82 me preguntan por el tan Barandiarán, yo hubiera dicho lo mismo, pero cosas de la vida, más tarde y ya como estudiante de Antropología, a la tierna edad de 54 años, leí varios de sus trabajos, nunca es tarde para aprender.

Te diré que, hasta el antiguo pre-universitario, estudié en colegio privado, menudos esfuerzos hicieron mis padres para pagar la mitad de la matrícula y las mensualidades, mas tarde mis hijas y mis nietos están en una magnífica escuela pública gracias a la lucha constante de gente con estudios y sin ellos que solo pretendían que sus hijos pudieran dar una pazo más al dado por ellos, ahora, todo esto quiere mandarlo a paseo, hay que evitarlo

Un abrazo Juli, me da la sensación con esta entrada que me gustaría decir muchas más cosas.

Juli Gan dijo...

EMILIO MANUEL: Pues sácate un post, hombre. Yo quería hablar sin personalizar, pero no he podido evitarlo, y no me arrepiento. Me he "quedau" más bien....

emejota dijo...

Me ha gustado mucho saber más de ti. Barandiarán era el apellido de un amigo de mi "novio". Muxu bat.
Mira tu por donde cuando yo nací o pagabas o no habia escuela, prácticamente, será por ello que ya nada me pille de sorpresa. Bss.

ROSA M. dijo...

Bonitos recuerdos y fiel reflejo de una época y la lucha de los padres para que sus hijos tuvieran más oportunidades que ellos a través de una mejor educación.
Como Emejota también fui a una escuela privada, que no elitista. Es lo que había, media docena de pequeños colegios privados a precios “populares” donde íbamos la mayoría, colegios religiosos (monjas y curas) caros y de uniforme y dos colegios públicos.
Los estudios universitarios para los de fuera de Barcelona estaban casi predestinados a los hijos de gente adinerada, la mayoría de familias no podían soportar la manutención de varios hijos que estuvieran estudiando a la vez.
Es triste pero es a lo que vamos de nuevo, estudiar quizás pueda seguir haciéndolo todo aquel que tenga suficiente capacidad, pero con el precio que tienen las matriculas?? y después máster, postgrados,...?? Esta claro que las oportunidades no serán las mismas para todos. Ptns,

ISA dijo...

Como en todas partes, habrá de todo, me imagino.
Hasta donde tengo conocimiento, las escuelas públicas en Madrid eran un desastre (cuando mis hijos tenían edad de ello) y ahora por lo que leo y oigo, también dejan mucho que desear.
No por los profesores, que la mayoria se deja los cuernos en su trabajo, sino por las instalaciones, los medios, el número de alumnos por clase....
Y desgraciadamente el nivel educativo depende de muchas cosas: no es lo mismo 20 alumnos por aula que 40, me parece a mí, y luego está el alumno y su entorno familiar, que puede salir igual de zote si va a una pública que a una privada.
No entro en si una es mejor que otra, lo que si me pone negra es que la gente no pueda elegir dónde llevar a sus hijos.
He conocido profesores buenísimos en la pública y malísimos en la privada, pero algunos niños pueden necesitar más atención que otros y eso en la pública (en general), puede ser complicado.

Juli Gan dijo...

ISA: Yo tengo la edad de tus hijos. En mi clase eramos veintialgo de primero a octavo de la EGB. En 3º de BUP en mi clase éramos...10 (Nueve chicas y un chico)

Mi vecina mandaba a su nene, que lo habían expulsado de La Salle porque siendo de La Salle nos iba a dar a todos los de la pública sopas con ondas....no terminó. Y ojo, que es perfectamente normal el chaval.

A partir del año 81 es el gobierno de cada CCAA quien lleva educación. Mi colegio estaba bien dotado. Era de los primeros con ordenadores. La única diferencia era que si un alumno era malo, no lo podían echar, como hace la privada. Es más, tenía que acoger a los díscolos, problemáticos o vagos que los colegios como los jesuítas echaban.

ISA dijo...

JULI: en tus tiempos, en Madrid y por la zona en la que vivía NO había colegios públicos medianamente aceptables cerca de casa, así que todos fueron a la privada.
También eran otros tiempos. De mis 4 hijos, sólo la mayor ha podido escoger la privada para los suyos.
Y sí, en Madrid también existían, y supongo existen, colegios privados para "malos" estudiantes, pero mira, si algún padre puede permitírselo, suelen eficaces.
Ahora, con la crisis que será duradera, es tontería planteárselo, pero a mi me gustaría que cada cual llevara a sus hijos al colegio que más le guste, no estoy por enseñanza pública sí, privada no, religiosa si, religiosa no. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes SIEMPRE, como he dicho antes, se PUEDA ESCOGER, que hoy por hoy,como que no.