Moisés que estaba pastoreando a las ovejas de su suegro, se había intoxicado con la humareda narcotizante de la zarza incombustible que le decía cosas que sólo él oía. Así que baja a casa de su suegro y le anuncia que se vuelve a Egipto con mujer e hijo. Jehová, la zarza aromática, le ha enseñado algunos trucos de magia y malabares con el cayado y le dice que avisará a su hermano Aarón para que le vaya a recoger al aeropuerto. Así que nos encontramos con un fallo de racord de la bibila, ya que si se eliminaba a los varones de las familias hebreas ¿Cómo es que Moisés, de repente, tiene un hermano tres años mayor? ¿Nos toman el pelo?
Moisés era un pelín bruto y no tenía elegancia en la oratoria ni en la persuasión, cosa que Aarón, por lo visto, sí. Así que los hermanos Moisés se dedican a convencer a los suyos de que Moisés es un líder auténtico y van a donde el faraón a exigirle la liberación de su pueblo, cosa lógica. Lo que no es lógico es que la Biblia diga alegremente que Jehová, a pesar de las razones de los hermanos, endurezca el corazón del faraón para que la salida del pueblo elegida sea más heroica, o más patética, no sé. Parece un recurso de culebrón de guionistas gandules.
Tiembla, Copperfield!
Así que los hermanos Moisés se van a ver al Faraón y su corte y comienza el espectáculo de báculos que se convierten en serpientes y aguas que se vuelven rojizas. Como nada de esto sorprende al soberano, Jehová va diciéndole a Moisés que vaya anunciando plagas. Con cada maldad que cae sobre la sufrida tierra y pueblo de Egipto, el dios de los hebreos se muestra poderoso a la par que maligno. ¡Menudo un Dios sanguinario al que rezamos!
Diez plagas, diez. Desde convertir el agua en sangre, pasando por cien ranas por metro cúbico, narrado por la rana Gustavo, una legión de mosquitos, otra de tábanos, otra de muerte del ganado a mansalva, otra de tormenta de arena, otra de granizo asesino ¿De qué tamaño sería el pedrisco?, otra de langosta, pero la verde, no la de mar, otra de oscuridad y, por último, la que se iba a cargar a cada primogénito de hombre o animal. Para que esto no hiciera mella en el pueblo "elegido", se dicta una sangrienta norma. Se ha de sacrificar un cabrito, el cual se habrá de asar, nada de hervir,cocer o hacer steak tartar, y se habrá de comer por entero, lo que sobre, en vez de hacer compost, se ha de quemar. Con la sangre del bicho, se ha de embadurnar la jamba de las puertas, para que la señal sea reconocida y no entre el mal a cepillarse al mayor de los hijos de los judíos apercibidos del hecho.
Durante esa semana, que desde entonces será la pascua judía, tienen que estar comiendo pan ácimo. Pan sin levadura. Así que se convierte en una fiesta en la que se dedican a pintarrajearse con sangre de animal sacrificado y a comer pan de pita. Y así llega el día en que Jehová va y se carga a todos los primogénitos de Egipto ya sean humanos o animales. El faraón, ante la muerte de su hijo, deja y se alegra de que se vayan los hebreos.
Y así comienza el éxodo, que debió de ser como un embotellamiento severo de tráfico. Y Moisés y los suyos están a orillas del mar Rojo cuando el ejército del faraón, que se lo ha pensado mejor, porque mano de obra más barata que la esclava no va a encontrar, aparece por allá para obligarles a volver. Moisés, entonces, inaugura la primera atracción de un aquapark y abre un pasillo entre dos rugientes olas gigantes para que los peatones lleguen a la otra orilla. Y aquí Jehová ya me parece un ser cruel y rencoroso, nada digno de ser loado, cuando le dice a su brazo ejecutor, Moisés, que baje el brazo para que el mar caiga sobre la tropa egipcia y así se ahoguen todos. Y lejos de excusarse, Moisés canta y baila encantado de ser un asesino de masas.
La historia de los errantes del desierto seguirá otro rato.
7 comentarios:
¡¡Ah!! y todo eso ¿tiene algo que ver con esos judíos que quieren machacar a los palestinos, bien expulsándolos o ocupando sus territorios?, poz vaya, juder.
Mu bien contado, si señora!!!
Aunque pensándolo bien, me dan miedo Dios y Moisés y el Faraón...
Qué cosas....
Buena visión, sí señorita.
Hola Juli Gan, y perdona por lo de galan. Llevo leyendo y repasando la biblia durante 25 años, la he estudiado bajo un prisma nada religioso, más bien desde un punto de vista del "anciant aliens". El Dios del Antiguo Testamento solo habla de premio o castigo aquí en la tierra, nunca hace mención del alma inmortal o del reino de los cielos, es el Ser más rencoroso, vengativo y niñato que uno se puede echar a la cara, todo aquel que no le alabe ni le adore, aparece muerto y hace que parezca un accidente y eso de la libertad de religión, como adores a otros dioses se queda con tu cara y ya lo tienes clarito.
Un abrazo.
Y luego nos quejamos de los tiempos que corren???
Muy bonito tu espacio..
un abrazo!
¡Qué bueno el relato a tu estilo! Ya te digo, parece que la cosa no ha variado demasiado. Muxu.
Publicar un comentario