La cultura indoeuropea basó su contabilidad en el sistema
decimal. Todos tenemos bien asentada en nuestra cabeza la "lógica" (Que es algo cultural) del sistema de recuento basado en el diez tan aceptado por este occidente tan imperioso. La decena es la unidad de medida base para cuantificar a lo largo y ancho en nuestro entorno cultural...O casi. Antes de eso,
en esta tierra desde donde os escribo, dicen los que saben del tema que las
culturas preindoeuropeas contaban de manera vigesimal (de veinte en veinte).
También tengo leído por ahí que, aunque en nuestro mundo prime el uso del decimal por encima de cualquier otro, por las razones expuestas en el párrafo anterior, muchos pueblos prehispánicos, como los mayas, cuya ciencia era ciertamente avanzada, basaban su cuantificación en dicho sistema vigesimal. A buen seguro que muchas etnias de centro y norteamérica aún utilizan este sistema por herencia directa. Y es que, como veréis a continuación, no están solos en esto.
El peso del recuento vigesimal aún se nota en esa ignota
lengua aislada de familia y tiempo que es el euskera, donde hogei (la hache es
muda y la ge es una gutural suave) es veinte, como no podía ser de otra manera. Y el
veinte se arrastra hasta los cuarenta ya que pasamos de veintinueve (hogeitabederatzi) a veintidiez
(hogeitahamar) y de treintainueve, que se dice "veintidiezinueve"(hogeitahemeretzi) a cuarenta, que se dice “dosvecesveinte” (Berrogei).
Este sistema de recuento vigesimal convierte nuestros
decimales cincuenta en “dosvecesveinte y diez” (Berrogeitahamar), el sesenta en
“tresvecesveinte” (hirurogei), el setenta en “tresvecesveintey diez” y el
ochenta, como viene sucediendo en “cuatrovecesveinte” (Larogei) . Esto último
seguro que os suena al francés. La lengua de nuestros vecinos guarda algún
vestigio del sistema vigesimal ya que setenta también es “sesentaidiez”
(soixante dix) y el ochenta, está claro (quatre-vingt, cuatrovecesveinte,
larogei).
Mis amigas decían con sorna que preferían dar su edad en
euskera ya que podían decir que su edad era de “veintitantos” (hogeitazerbait)
a pesar de pasar ampliamente de la treintena, ya que no se mentía de ninguna
manera. Lástima que se nos acabara el
chollo al cumplir los dos-veces-veinte.
2 comentarios:
Menudo problemón.
La gente piensa que se usaban los dedos para contar, y es cierto: pero olvidan los dedos de los pies. Veinte dedos en total.
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