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jueves, 31 de enero de 2019

Los diarios díscolos

No nos pilla de sorpresa, por desgracia, condenados como estamos a ver como se archivan los casos más vergonzantes de prevaricación y malversación. Un Estado cuyo poder judicial se dirige desde las cámaras del legislativo, perdiendo, así, su independencia. Tampoco sorprende la siguiente historia.

Va para veintiún años que el juez Garzón, que ahora va dando lecciones gratis de transparencia jurídica, decretó el cierre del diario Egin. Era la época de Aznar, el de los eslóganes: Mientras el Levante construía y construía rumiando el mantra del "España va bien", por el norte se insistía en el "Todo es ETA" para conseguir réditos políticos a costa de lo que sea. Y, como había un diario que no piaba la misma canción que el resto de prensa afín al régimen, se inventaron una financiación de ETA. Se instruyó un sumario, se montó un juicio, se cerró el medio que tan poco gustaba y se envió a la cárcel a muchos de sus responsables bajo la consigna anteriormente mencionada. Aquello fue en julio de 1997.

Policía precintando el diario en 1997

Un años más tarde, Garzón autorizó la reapertura del diario, cosa imposible, porque un diario sin tirada no se sostiene. Por fin, doce años  después de su cierre, en 2009, el Tribunal Supremo deja sin efecto la sentencia. Doce años después, cuando los condenados, en su mayoría, ya han cumplido la sentencia carcelaria. Los años de cárcel, así, quedan sin efecto, como si a los encarcelados se les pudieran devolver los años de injusta prisión aplicándose una crema rejuvenecedora milagrosa. No debería haber pasado. Es un escándalo, claro, pero en España la opinión pública no lo sabe, no lo quiere saber o les parece bien por la cantidad de mentiras con las que les han llenado la cabeza sobre esa gente desconocida, pero totalmente malvada, del norte.

Un ejecutivo con ínfulas de judicial.

Pero no acaba ahí la cosa. La inquietud de la sociedad de aquél lugar suscitó la creación de un nuevo diario. El 30 de enero de 1999, ayer hizo veinte años, nació Gara, con la aportación libre y desinteresada de quien quiso desembolsar dinero en ella. Nació, por tanto, de la misma manera que nació Egin, por accionariado popular, aunque ahora se le llama "crowfunding". Nació igual, pero no era el mismo diario.

Si antes decía que en el 2009 el Tribunal Supremo dejó sin efecto la sentencia, seis años antes, en 2003, el juez Garzón repitiendo el mantra "Todo es ETA" intentó cerrar el nuevo diario Gara aduciendo que éste era Egin y que debía hacerse cargo de su deuda con la Seguridad Social, con la que el diario cerrado ya había pactado un arreglo de la deuda que no pudo llevar a cabo por clausura judicial, claro está.

Y hoy nos encontramos con que, a pesar de reconocer que Egin se cerró sin razón, que se encerró injustamente a sus responsables, que Gara no es Egin porque Garzón no lo pudo demostrar. Aún así, Gara debe pagar la deuda que Egin tenía contraída con la Seguridad Social. Egin, en su día, había llegado a un acuerdo con la SS para saldar la deuda, cosa que Garzón impidió con su instrucción montada en algo tan insostenible que el Tribunal Supremo decidió dejar sin efecto.

Ya no hay "todo es ETA" pero hay que cerrar medios díscolos como sea.

Ahora Gara se ve obligada a pagar una deuda que no es suya. Pero, claro, los intereses políticos, que no solo interfieren en la independencia del poder judicial, pasa por acabar con esos díscolos diarios que no se pliegan a vocear las mismas monsergas que la mayoría de los medios con el fin de aborregar a la adocenada opinión pública que cada vez tiene una opinión menos crítica.

A la postre es el delito por el que se les castiga, que sea una prensa que los poderes del Estado no pueden controlar. A otros periodistas que menean la pluma hacia el poder, las injurias les salen baratas.  Menuda diferencia de criterios.


Jabier Salutregi director de Egin, detenido, encarcelado, excarcelado después de una década, y ahora, resulta que no debería haber pasado por prisión. Esto es España.

No os perdáis, si os interesa el tema, la entrevista, en cuatro segmentos que hizo al director de Egin  Jabier Salutregi el medio el Hurón. Si esto hubiera pasado en un verdadero país europeo hubiera sido un escándalo.

Entrevista Salutregi 1; Entrevista Salutregi2, Entrevista Salutregi3, Entrevista Salutregi 4

1 comentario:

Anónimo dijo...

En dos palabras, aunque podrían ser mil:asco y vergüenza.Asco de escoria que camina con prepotencia y maldad sabiéndose segura ,y vergüenza de tragarnos las mentiras que nos explican esos mismos que son escoria... y ser más idiotas cada día...
Núria