Petra, criada para todo

En mi casa se solía escuchar eso de "hacer de Petra", que significa, estar de criada, por el personaje de Josep Escobar, el creador de Zipi y Zape, pero también de uno de los pocos personajes femeninod que dio la Bruguera: Petra, criada para todo.

Escobar explicaba que se había basado en una chica llamada María que hacía de criada allá por finales de los cuarenta en Granollers. Era una chica de un pueblo de Huesca que echaba de menos el ambiente rural y no se adaptaba a la vida en la ciudad. La Petra de Escobar también se caracterizaba por ser una chica rural que no llevaba nada bien la vida urbana. Menuda, delgada (aunque adelgazó con los años en cada tebeo), con una prominente nariz, el peinado años 30 de Louise Brooks y uniformada de negro con delantal y cofia, Petra trabajaba en casa de doña Patro, su señora, el contrapunto: Alta, rubia y gruesa. Las historietas se sucedían debido a las situaciones de estos dos personajes que convivían muy estrechamente.

Tan estrechamente que hasta podría haber un trasfondo posíblemente lésbico. (Lo gay no se va a quedar en Batman y Robin o en Roberto Alcázar y Pedrín) Las dos viven solas. Ninguna aparece como casada, y esto recuerda un poquito al tema de fondo de "Mi querida señorita" de Jaime de Armiñán, donde si bien la protagonista es una espléndida José Luis López Vázquez, que es una transexual a punto de abrirse al mundo y dejando una ciudad y una burguesía de provincias, la que se siente atraída es la criada, una magnífica Julieta Serrano. En el caso de Petra, bien podría ser el mismo. Ya que hemos hablado de cine, Petra, la criada pueblerina y tartamuda, sirvió de inspiración para las criadas tipo que salían en las llamadas españoladas de los 60. Quién no recuerda a Gracita Morales en uno de sus papeles más interpretados, o una Josele Román ruralizada.

 ¿Y esas confianzas, señora?

Petra es un personaje curioso de un mundo donde lo femenino siempre estaba en segundo plano. Y sí, era una chica de pueblo, pero protagonista.