Hola, a todos. Hoy va un post peliculero que podéis leer igualmente en el zinéfilas. Bandits, una peli alemana del 97. No confundir con la americana del mismo nombre de cinco años más tarde.
Cartel para el público anglosajón.
En una prisión femenina
de Alemania unas reclusas que han montado un grupo musical, con el beneplácito
del alcaide y la junta de reinserción de presos, buscan a alguien que sepa usar
las baquetas de la batería. El cásting es desesperante. Finalmente aparece
alguien aceptable. Al ritmo de “all along the wachtower”, de Bob Dylan,
comienza el film de Katja von Garnier, una joven directora que decide imprimir
a esta historia alguna imagen de videoclip.
Al penal acaba de llegar
Emma Moor (Katja Riemann. Vista, también, en la calle de las flores,el dramón sobre los que no cumplían la ley racial y se casaban con no arios bajo el III Reich ), le acaban de meter una condena de muchos años por
haber asesinado a su pareja, que la maltrataba, harta de tanto soportar sus
golpes. No vale la rebaja de años por defensa propia. A esta música de jazz le
cae una condena severa.
Mientras tanto, en la
capilla, las reclusas rockeras siguen ensayando. La más veterana, Marie Irrgang
(Jutta Hoffmann) es una reclusa con una patología psíquica que la lleva a
intentar suicidarse repetidamente. Lleva una larga condena por envenenar a su
marido. Toca el órgano con las muñecas vendadas. Angelika “Angel” Kleinschmidt
(Nicolette Krebitz, vista, también en el túnel, la peli que contaba como unos össies, alemanes orientales, construían una galería bajo el muro de Berlín) es una pequeña estafadora, encerrada por matrimonio
fraudulento, que se pelea con el bajo. Como líder indiscutible del conjunto
musical figura Ludmila Nabiba, “Luna” (Jasmin Tabatabai, vista, también, en el agobiante relato fremde haut, sobre una chica iraní que entra de emigrante ilegal a Alemania haciéndose pasar por un compañero del centro de retención del aeropuerto) una violenta
atracadora que desfoga su rabia mal digerida rasgando las seis cuerdas de una
guitarra.
Sea como fuere, la
torturada Emma, un buen día, descubre la batería y empieza a darle caña. Ya
tienen batería, aunque a Luna, que huele la rivalidad, no le hace demasiada
gracia que otra gata rebelde haga peligrar su liderazgo. Luna ve en la música
la única salida de su vida. Hasta manda maquetas a las discográficas.
La junta de reinserción
de presos decide que esta banda de rock actúe en el baile anual de la policía.
Desde que se inscriben, para oler un rato la calle, aunque sea rodeada de bofias,
deciden darse el nombre de bandits, que suena a banda y bandidas. Yendo camino
del concierto, el típico madero facha, machista y prepotente, al que sólo le
falta hacerse hincha del atlético de Madrid, ya me entendéis, decide reírse de
ellas. Luna, aprovecha el momento de bajarse del furgón para darle la paliza de
su vida al madero. Emma ve la oportunidad de escapar. Agarran la furgona y se
largan del baile de la policía convirtiéndose en fugitivas de la ley.
Se sienten frustradas de
que, por ser mujeres nadie las considere peligrosas. Bueno, Emma, no. Lo que
ella quiere es largarse del país pero ya. Marie dice conocer a alguien en el
puerto de Hamburgo que las puede embarcar hacia América del sur. Mientras
tanto, una noche, en un pub de mala muerte, aprovechando el descanso del grupo
que toca, ellas se adueñan del escenario y tocan hasta que aparece la policía y
entonces toman de rehén a un yankee guapete, West, que para en el lugar (Werner Schreyer, el
modelo de Hugo Boss)
Eso hace que un avispado
directivo de discográfica, con enormes aspiraciones, sobre todo nasales, decida
aprovechar el tirón de las bandits para hacer negocio. De repente se convierten
en un fenómeno de masas. Venden discos como rosquillas y allá donde van la
gente espera sus conciertos. Hasta la policía se debate entre ir a arrestarlas
o avisar del concierto a sus amigos. Y
así las bandits, a veces disfrutan y a veces reniegan de su popularidad,
amenazadas por el comisario Schwarz (Hannes Jaenicke) y la inspectora Ludwig
(Andrea Sawatzki). Y hasta aquí puedo
leer. De la hora y media de la peli no creo que os haya contado ni la mitad.
A medio camino entre el
drama y la película musical, quizá más bien sea una “película con canciones de
rock potentes”, esta cinta cercana a la estética videoclip, mezcla realidad y
retazos oníricos. Es una peli simpática, desenfadada, con buenas canciones y
con bastante gracia.
Habría que añadir, además,
que las actrices aprendieron a tocar sus instrumentos y ensayaban como un
grupo. Cuando acudieron en el 97 al festival de cine de San Sebastián, las dos
actrices que promocionaban la peli
(Riemann y Tabatabai) dieron un concierto acústico muy majo. La peli,
proyectada en la seccón Zabaltegi, optaba al premio a nuevos directores (von
Garnier) Ya no recuerdo si ganó o no, sólo que la peli me hizo mucha gracia y
que acabé comprándome la banda sonora. Llegaron a estrenar la peli en España un
año después.
Las bandidas a todo color
Es una historia simpática
de unas jóvenes en circunstancias difíciles. No ahonda demasiado en sus
historias personales porque se centra en la música y el fenómeno de fans, pero
tiene su cierta gracia y se deja ver. Para pasar un rato entretenido no está
mal.
La peli entera, en alemán. En castellano está...pero no sé dónde.
3 comentarios:
"María, ti estás tola" (es un chiste malísimo )...pero toliña (loquita) tienes que estar si crees que soy capaz de ver hora y media en alemán...
Mariajesús: Warum nicht? Jaaaaajaja (¿Por qué no?)
Neskaaaaa, buscalaaa en spanish yaaaaaaa!!!!!
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