Obama llora a Mandela, pero se mea sobre Abú Jamal

Y ahí está Barack Obama, que, como en el libro de Alberto Insúa, era el negro que tenía el alma blanca, y como en el de Harriet Beecher Stowe, no hace sino de Tío Tom. No nos engañemos. Para empezar, aunque puje por su negritud, ya que da votos y queda guay, Obama es mulato, lo que significa que es mitad y mitad. Pero este no es el problema.

Mumia Abú Jamal, reo perpétuo de los USA, sin honores, como Mandela

El problema es que se escuda en su negritud para soltar majaderías falsas de que "se se siente como en casa", cuando se pasea por África, aunque me parece que no ha ido a visitar Somalia. Ahora que Mandela se muere, porque tiene casi el siglo, Obama se las da de negro concienciado y apela a la lucha antiapartheid de Mandela, hablando de la injusticia de penar en un talego con cadena perpétua por ser molesto para el sistema.

¿Esto lo ha visto el mulato Obama?

Hay que tener mucho morro, señor Obama, para decir todo esto y no tener ni una décima de segundo para pensar en reos encarcelados para siempre por ser molestos para el sistema, como Mumia Abú Jamal, un periodista afroamericano al que le conmutaron la pena de muerte por una cadena perpétua como a Mandela. Nunca ha quedado muy claro si Abú Jamal mató a un policía en defensa propia o cómo fue. Por si acaso hubo prisas para intentar ajusticiarlo, y, de paso escarmentar a grupos como los panteras negras, a los que Abú Jamal pertenecía.

El negro, cuando le conviene, se ríe de los incautos

Y el mentiroso y aprovechado de Obama se escuda en lo cool que es el -descafeinado- color de su piel durante su segundo mandato (Se la bufa el futuro, él ya acaba) mientras luce su Nobel de la paz a la par que fomenta muertes y destrucción. Espera, como un buitre, la muerte de Mandela mientras tiene en sus cárceles a negros como Abú Jamal.

¡Venga, hombre!