Tengo un bló

Tengo un bló
Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 27 de enero de 2020

Cachorros aprendiendo odio y, encima, con defectos.

Los fascistillas están excitados. Algunos son mozalbetes atolondrados que se sienten cómodos como gregarios de una horda de oligofrénicos que destruye bienes ajenos, porque no saben hacer otra cosa. Van por la noche quemando cosas, pintando obscenidades y destruyendo todo aquello que  pueda representar una oposición a su ideología, si es que saben lo que es eso, porque la mayoría de ellos no tiene las neuronas suficientes como para entablar una discursión razonada, y eso por eso que se dedican al vandalismo, porque el cerebro no les da para más.

Ni pintar la esvástica para fastidiar al movimiento LGTBI+

Los fascistillas se están envalentonando, es un proceso natural calcado al de hace noventa años: La crisis se tradujo en miseria, radicalización, falta de valores democráticos y violencia, y en eso estamos. Necesitan hacer un discurso de superioridad porque en el fondo saben que son inferiores. Necesitan del grupo porque sólo así son fuertes y valientes.


Pintada en un colegio vizcaíno donde el niño reproduce, con faltas de ortografía, como ceporro que es,  lo que oye en casa: el lugar de la mujer es la cocina, la ropa que viste es la que provoca y la polla que es lo que domina al mundo. Estos son los valores que chupan los varones fascistas y supremacistas desde críos.

Y estos fascistillas, la mayoría jóvenes atolondrados, ignorantes, ceporros y cobardes, se dedican a atentar contra todo lo que les molesta, porque no saben asimilar que existan otras realidades. Atacan a los más débiles que en el fondo les asustan: Mujeres que reivindican su peso en el mundo, homosexuales que reivindican su derecho a amar a quienes quieran y que ello sea absolutamente normal, emigrantes que reivindican su derecho a buscar una vida mejor..Los fascistillas no toleran esas posiciones y se creen con derecho a negarlas a base de violencia, ya sean golpes, insultos, pintadas o destrozos.

A las mujeres les pintan pollas, como niñatos inmaduros que son.

Pero hay una cosa que demuestra que los fascistillas son mierda y es que tienen tan poco cerebro que no saben ni pintarrajear sus putos símbolos con los que firman sus fechorías. Son niñatos descerebrados y peligrosos, porque no saben razonar, que se dedican a hacer trastadas de niño travieso que suspende en el colegio porque aún no se han dado cuenta de que mejor estaría dándole vueltas a la noria.

1 comentario:

Emilio Manuel dijo...

Detrás de esos niñatos descerebrados hay otros personajes que ni son niñatos ni son descerebrados, son los fascistas-franquistas que ocupan muchas de nuestras instituciones, desde la judicatura pasando por la política, la prensa e incluso la empresa, es lo que tiene haber contemporizado con esa derecha desde nuestra "magnífica transición", ahora se está haciendo fuerte y veremos hasta donde llega.

Saludos