Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

viernes, 11 de octubre de 2019

Exhumaciones individuales

Una de las noticias del momento es que mudan los despojos del que fuera uno de los dictadores militares que dirigió España como si fuera un cuartel. Los monjes ¿benedictinos? que moran en Cuelgamuros están dispuestos a la insumisión al Estado, porque en este país la iglesia sigue siendo más importante que ciertas instituciones constitucionales. Nostálgicos de tiempos pasados, herederos de puestos de poder, financieros, familias de rancia alcurnia y demandantes impetuosos de taxi rugen furibundos por ello. Lo consideran un atropello. Todos estamos entretenidicos.

Años enteros de risas de ultratumba.

Todos entretenidicos mientras desatendemos sentencias vergonzosas que reconocen falta de pruebas para presumir inocencia y no al revés, mientras llenan una comunidad autónoma pacífica de fuerzas policiales por razón de Estado pensando en lo bien que se les dio hace un par de décadas en otro enclave díscolo, tanto que hasta repiten cliché: Violencia, pruebas  inconcebibles que te llevan a la cárcel, satanización ideológica, exageración informativa y fomento del odio nacional hacia quien se sienta orgulloso de su identidad.

Fiesta nacional del taxi.

Pero lo que nadie nos dice es, si levantan al sátrapa de su tumba, tarde, como acostumbra, porque en eso de los levantamientos Franco siempre fue de hacerlos en el último momento y por presión del entorno, qué pasará con el otro cadáver que reposa en el altar del valle.

El vecino ¿inamovible?

Porque de esto nadie dice ni mu. Hace ya muchos años pisé el lugar y, aparte del militar gallego, en el altar reposaban los restos de José Antonio, camarada del alzamiento aunque rival en lo de ser un líder para el Movimiento, que se demuestra reprimiendo.

A Franco lo mudan pero¿Y al hijo del otro dictador español del siglo XX, qué? ¿Se queda solo en aquella guarida nacionalcatólica para nostálgicos de pedir taxi con el ademán impasible?




1 comentario:

Emilio Manuel dijo...

Aún viéndolo de lejos, ni se me ocurrió visitar al sátrapa.

Saludos