El verano suele hacer estragos en las plantillas de los puestos laborales ya que, para que unos disfruten del derecho de asueto, los que se quedan deben acarrear con todo el volumen de trabajo, que suele ser el mismo sólo que con la mitad de trabajadores.
En esta miniciudad pasa como en todas partes y en correos, esa empresa pública privatizada con esto de que vivimos sumergidos en los procelosos mares de la economía de mercado, se da la circunstancia de que no hay personal para cubrir vacaciones ni sustituir baja alguna. Este es un problema estival que se arrastra hasta bien entrado el otoño. Sin ir más lejos, ayer las telarañas que poblaban ufanas mi buzón, se vieron sorprendidas por un folleto comercial que presentaba las ofertas de la primera semana de septiembre. Menos mal que, aunque ya estamos en octubre, ni era un envío importante ni presto demasiada atención a esas cosas. Peor es que estoy suscrita a una editorial que publica cosas diferentes a las zafiedades de los grandes monstruos que abarrotan el mercado de la letra impresa y ya me han cobrado el ejemplar enviado de septiembre, el cual debe estar criando polvo en los ignotos almacenes de la oficina de correos de esta miniciudad.
Buzón manifestándose contra los presos políticos custodiado por dos buzones de la benemérita.
Esta es una desastrosa situación que se repite año tras año y verano tras verano, pero correos sigue sin ponerle remedio. Ni quiero ni pensar en la cantidad de cosas importantes de verdad que no llegarán a tiempo a sus destinatarios por la absoluta dejadez de la empresa pública a la que están dejando agonizar desde tiempos inmemoriales, cuya plantilla es eventual en la mayoría de los casos y a nadie le importa realmente que el correo se amontone en la oficina porque no hay cartero que salga a repartir, y, cuando digo a nadie no me refiero a los sufridos usuarios del servicio, sino a los gestores de la entidad, a los que les importa toda la producción de la huerta murciana el desordenado apilamiento epistolar.
Debería cabrearnos que todo esto de la dejadez es parte del proceso de arruinar la empresa para venderla a precio de saldo. Una pena, pero, oye, que el problema de España es la independencia del vecino y que Joaquín no está en la selección.
En fin, querid@s, nada nuevo bajo el sol y tampoco en el buzón.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
1 comentario:
En correos, pero también en hacienda, en escuelas e institutos y, lo más grave, en los hospitales. La cantidad de gente que hace falta para cubrir bajas y vacaciones en sitios públicos y lo bien que vendría eso para bajar el paro, ¿no?
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