La ascensión solemos hacerla por la cara sureste desde Sant Joan de Vilatorrada, sobre tres balcones naturales que siguen el recorrido. Hay innumerables senderos, pero ya tenemos la ruta prefjada.
En una media hora nos colocamos en la cima pasando por el camino de les tines.
Las tinas, por lo visto, son un vestigio de la época dorada de la vid de este lugar, hasta que, a finales del XIX la filoxera se cepilló la producción enológica. Aún queda el cimiento de piedra de estos almacenes.
De aquí a la cima, es un agradable paseo entre pinos y unas vistas del pla del Bages espectacular.
Y, en la cima, desayunamos un poco de fruta divisando la siempre majestuosa sierra de Montserrat, con el abismo a los pies (y la ruta viaria C-25, más conocida como l'Eix Transversal, que une Lleida con Girona)
Caminamos por la planicie de la cima hasta hallar el camino de bajada por la vertiente norte con vistas hacia la zona de Callús.
Se nos une en la ruta un nuevo amigo llamado Pinxo, por lo que le pone en el collar. Nos sigue y acabamos resignándonos a ser acompañadas, y a veces, entorpecidas en medio del angosto camino, por este nuevo amigo.
Al llegar abajo, llamamos al móvil que luce en su chapa y resulta que es un vecino de una casa de la zona, al que le gusta salir de excursión y que ya sabe volver solo.
Esta ruta es más larga que la de inicio, y tardamos tres cuartos de hora en descenderla, quizá también debido a que el barro hace algo peligrosa la bajada y hay que andar a pasitos cortos pero seguros.
Menos de hora y media entre subir, desayunar y bajar. Nada mal.
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1 comentario:
¡Pero qué excursión tan estupenda! Y con el perrete de guía gratuito. Espero que llevarais algo en la mochila para Pinxo...
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