¡A la playa!

Pues, nada, que nos queda poco para cambiar de estación y menos para que sea "cuarenta de mayo". Este año hay sol de pleno y sequía, aunque los meteorólogos de la TV3 (El duendecillo, el "pelao", y el "esmirriado") ya han tenido que vaticinar lluvias para la semana que viene. ¡Cenizos!.

Y como el tiempo acompaña y es época de disfrutar de los baños de mar, hoy, viernes, ¡Vamos a la playa! Oh,oh,oh,oh,oh. (Los Righeira, en su primera lección de castellano)



Es natural que los Righeira sean italianos. Los italianos explotaban muy bien la playa en sus canciones. Edoardo Vianello, por ejemplo, iba todo equipado, con arpón, aletas y gafas, amorcito incluido.



Los italianos, como decía, son unos expertos en cantar al amor veraniago. Piero Focaccia, sí, igual que los panes al horno, cantaba a la extensa playa y el extenso mar:



Y, claro, como no, cantaban al amor contigo en la playa, que ya sabemos lo pesados que pueden ser los italianos dando la brasa para intentar ligarte. Nico Fidenco, twisteando:



Y es que los italianos le ponían banda sonora a la playa y al verano con alegres temitas, a veces tontorrones, y aquí se imitaban con Evamarías que iban con ¡¡una maleta!! por la playa, María Isabeles a la que escribían el nombre en la arena y recordatorios de llevar toalla, pero nada igual que los italianos.

Solo los italianos animaban con cancioncicas marchosas el verano, y, en cambio, los franceses, así son ellos, suelen poner de moda "la lenta del verano". Y, mientras todo era alegría desbordante de sol, arena y mar en Italia, durante el verano, cuando este iba apagándose, los franceses, por voz de Marie Laforet, cantaban al fin del tiempo estival, de la alegría, del gentío y, sobre todo,  del amor de verano.



Aunque nunca tendrán la poesía que tiene I found my love in Portofino, cantada por Dalida.