Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 28 de mayo de 2014

Ibrahím

Mi calle es tranquila y sus vecinos, variados. Es un barrio rodeado de huertos no demasiado alejado del casco urbano. Hay un puñado de niños que juegan en la calle tranquila, todos de origen marroquí, que mezclan, al hablar, el árabe con el catalán.  Y entre todos los niños hay uno que no es como los demás porque es de esos que se acercan sin timidez, saludan, preguntan y curiosean. Se llama Ibrahím, y no creo que llegue a los cinco años.

Calle residencial. Tenemos esta señal.

Saluda con cara picarona y pregunta si tienes chicles, pero lo que más le gusta son los automóviles. En cuanto oye abrir la puerta del garaje corre a ver quién está dentro. Se cuela en el garaje y mira los coches. Pregunta si puede montarse. Sabe ya cuál es el pedal del freno y cuál el del acelerador. Pide permiso para sentarse al volante, aunque no ve el cristal. También pregunta educadamente si puede acelerar (Con el freno de mano echado y en punto muerto,claro) El pobre no llega al pedal y tiene que escurrirse desde el siento y acompaña el rugido del motor con el de su propia boca "broooom, broooom".

Ibrahím se tiene ganado al vecindario. Todos los vecinos lo conocen y guardan golosinas para él. La madre lo vigila desde la ventana y lo llama continuamente temiendo que el niño moleste. Pero es un niño alegre y simpático. Dice que tiene una moto (Una bici de plástico que imita el aspecto de una motocicleta) que guarda en el portal de su casa. Y juega a las carreras con los otros niños, o al fútbol o a tantas cosas que los mayores ya no recordamos. Alegran la calle con sus voces. Eso sí, en cuanto te vea llegar en coche, Ibrahím vendrá corriendo y te pedirá si puede montarse de copilo al meter el coche en el garaje.

5 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Todos los niños de esa edad son como Ibrahím, cuando crecen es cuando se les comienza a inocular la diferencia y "el otro".

Saludos

Mouhssin Amrani dijo...

Simple y enternecedor,como los propios niños, aunque leyendo " no creo que llegue a los cinco años." me dio como una equivocada impresiòn que luego se iba a disipar màs adelante.

ROSA M. dijo...

Mezcla de inocencia, espontaneidad y desparpajo, hasta que les da por ser vergonzosos.
Una suerte Juli vivir entre huertos y donde los niños aún pueden jugar en la calle :-)

Anónimo dijo...

¡qué suerte! en mi barrio los Ibrahim de marras si se te meten en el coche, es para afanarte el loro, la cartera o el propio buga. Hablaba en broma, aunque no se puede frivolizar con estos temas, hay que saber reírse de uno mismo, para que los acontecimientos no te superen. Me gustó el relato, muy bonito y tierno. Aunque me crié en otros barrios bien diferentes y menos idílicos, aprecio el poso positivo y optimista que deja en el paladar.

Juli Gan dijo...

EMILIO: Pero eso depende de los mayores.

MOUHSSIN AMRANI: Sí que puede parecer otra cosa la frase. Es una licencia literaria, porque yo diría que aún no ha cumplido esa edad.

ROSA M: Pues sí, es una barriada muy tranquila.

ANÓNIMO: No fastidies, que Ibrahím es un niño muy pequeño. Por otro lado, no sé qué decirte, las veces que me abrieron el coche para mangarme las lentes correctoras (Dos pares de gafas me desaparecieron de mi vijo opel), quien lo vio chorizando dijo que era alguien con aspecto del país, así que no sé qué decirte sobre la nacionalidad de la delincuencia.