Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

viernes, 23 de mayo de 2014

El puente (1977)

Hoy, en el zinéfilas, mi aportación. Película de Bardem, Juan Antonio. Una road movie de corte social en plenos setenta preconstitucionales donde conviven la España que tenía la sarten por el mango,y una absoluta falta de sentido del humor, y los que se quemaban dentro del recipiente. Un viaje de un mecánico cuarentón sin ataduras, al que sólo le importa vivir bien y mojar todo lo que le dejen, sin compromisos, por supuesto, que no se apiada de nadie y que suelta mucha fantasmada que acaba metiéndose, muy a su pesar, en la realidad que le rodea.

Es la evolución del personaje de Alfredo Landa, desde su vis más conocida de baboso ligón, chuleta, histriónico y "listillo", a hombre calmado y semiconcienciado. Una España con ganas de cambiar, lo que le dejen, a mediados de los setenta, a poco de palmarla el dictador y antes de que se apruebe la constitución del 78. Una road movie social.

Landa "plantao" 

Juan es un mecánico cuarentón que está esperando que termine su jornada del sábado a mediodía y que, además, es fin de semana con puente incluido. Tiene previsto agarrarse a su ligue y dedicarse a la dolce vita. No se apiada del pobre hombre que llega con el coche roto y toda la familia dentro de este. A él eso le da igual. Sólo mira por él. Se ríe de sus compañeros, enlaces sindicales, y pasa de su asamblea. Su "churri" lo planta porque se va con una pandilla de acomodados, y, en pleno cabreo, Juan agarra su "poderosa" (Una montesa vieja) y decide ir a ligarse guiris a Torremolinos.

Por el camino, este espectador abúlico de la realidad que lo rodea por la red nacional de carreteras, conoce a una abnegada y sufrida esposa de sindicalista encarcelado en la prisión de Ocaña (Pilar Bardem), un chulo hijo de terrateniente de Valdepeñas que lo insulta, un joven que piensa escapar del pueblo,  un grupo de teatro libre y entusiasta que da una función que no toleran las "fuerzas vivas" de un pueblo con corrala, un camarero racista, un entierro, un encuentro con paisanos "alemanes", hippies, un pueblo muerto de hambre por culpa del señorito dueño de la tierra....Todo eso le hará cuestionarse su forma de ver las cosas.

Una película que, casi 40 años después, aún puede aportar algo, a pesar de la, a ratos, ingenuidad que despega y el lenguaje tan patilludo como los pelos setenteros. Merece la pena echarle un repaso.

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