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jueves, 27 de octubre de 2011

El bárbaro del ritmo

Así llamaban a Beny Moré. Le habían colocado ese título: El bárbaro del ritmo. Uno de los inmortales de la música cubana. Yo conocí a Beny Moré gracias a la biografía de Silvio Rodríguez, memoria trovada de una revolución. Silvio escuchaba en la radio a Beny y trataba de cantar sus canciones cuando era niño.


Beny, o Benny, según, había nacido en 1919 en una pobre familia monoparental campesina  afroamericana. Era el mayor de 18 hermanos y el apellido venía de la parte materna de la familia, ya que solía ser muy habitual que las mujeres caribeñas, y más si eran negras, tuvieran los hijos con hombres que no se casaban con ellas, siendo muchos de ellos, además, blancos, que no pretendían sino divertirse. El tatarabuelo de Beny fue un esclavo capturado en el Congo que quedó liberto. Moré era el apellido del dueño de la finca donde el tatarabuelo trabajaba primero como esclavo y luego como lo mismo pero "libre". La bisabuela, la abuela y la madre de Beny, como ya he dicho antes, tuvieron que mantener a sus hijos solas ya que los hombres no los reconocían . Las mujeres caribeñas del campo, aún hoy quedan, son las que levan las riendas de la familia.


Beny se llamaba en realidad Bartolomé. Fue poco a la escuela, que tuvo que abandonar para meterse a faenar en el campo, y a ratos, se fabricaba toscas guitarras para poder hacer música. A la edad de 17 años decide ir a La Habana para probar fortuna en eso de la canción. Mientras sale su oportunidad, vive de vender fruta y verdura que consigue barata por estar a punto de estropearse. Poco a poco va tocando en bares y cafés, pasando la gorra después, hasta que uno de los miembros del trío Matamoros, aquellos que hicieron famosa la canción mamá, yo quiero saber de dónde son los cantantes, lo escucha y queda impresionado. Tanto que ante una indisposición de uno de los miembros del trío, buscan a Beny para hacer la sustitución en su gira por México.


Y allá va Beny, miembro esporádico del trío Matamoros, a tocar en buenos locales mexicanos. Tanto es así que se queda en el país azteca y acaba casándose allá  con una enfermera, siendo su padrino de bodas el famoso cantante Miguel Aceves Mejía, el que cantaba yo tenía un chorro de voz.  Estamos en los albores de la década de los 50. Es la época en que Cuba sigue siendo el cuarto trastero de los EEUU, que se prodiga en grandes orquestas como las  de Pérez Prado o Xavier Cugat, que tanto éxito tienen. Beny Moré también es la voz de una gran orquesta. Antes de tocar con la orquesta gigante, que no era tan grande, Beny solía grabar canciones con la orquesta Aragón, con la cual rompió relaciones al enterarse de que si no lo llamaban para  actuar en muchos locales era por que Beny era negro.


A Beny lo querían escuchar en directo en Europa. Le ofrecieron una gira que comenzaría en Francia, pero Beny declinó la invitación. No quería tentar a la suerte, ya había tenido tres accidentes de avión y no quería sufrir el cuarto. Al estallar la revolución cubana, al contrario que otros muchos, Beny se quedó en la isla. Murió a consecuencia de los problemas que le acarreó el alcohol, en 1963.


Tenía una excelente voz de tenor y dominaba por completo el ritmo, los compases, las respiraciones. Beny era un músico vocacional prodigioso. Un bárbaro del ritmo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y tú una bárbara del blog!
(si me permite el piropo)

emejota dijo...

Me encanta saber estas cosas. Lo cierto es que esa voz me retrotrae absolutamente a mi infancia, no precisamente a la mejor parte de ella, pero no importa. De aquellas tempestades estos lodos. Beso.

Kika Fumero dijo...

Wow, Juli, gracias!!! No conocía yo a Beny, pero no me extraña que Silvio intentara imitarlo de pequeño. Me quedo con el libro de la biografía de Silvio apuntado entre mis pendientes. Un abrazo, guapa! :-)