21 de diciembre, Santo Tomás

Hoy es un día curioso en Donostia. Es un día laboral, pero impregnado de fiesta. Hoy es el día de Santo Tomás. La ciudad olerá a txistorra frita. Cientos de colegios, institutos, facultades universitarias, clubes deportivos, asociaciones culturales...Todos ellos pondrán un puestecico donde vendan bocadillos de txistorra para sacar dinero para viajes de fin de estudios o ingresos para compra de material deportivo. Hoy se refuerza la línea de autobuses porque la ciudad será un hervidero. Miles de personas abarrotando las calles, las plazas, los bares....Muchas de ellas vestidas con el traje típico de la gente de pueblo del siglo XIX. Porque el origen viene de esa época.

Si bien es cierto que los donostiarras hemos exportado nuestras fiestas a las importantes localidades de alrededor (tamborradas, caldereros, iñudes....), también hemos exportado esta idea, pero el origen es muy concreto. Antíguamente muy pocos baserritarras (campesinos) eran los dueños de la casa y de las tierras que explotaban. Lo tenían arrendado y pagaban anualmente el alquiler. Como queda reflejado en la pieza musical de Bilintx y Raimundo Sarriegi llamada Juana Bixenta Olabe. Los dueños de estas explotaciones ganaderas solían vivir en San Sebastián, de rentas, como se puede deducir. Al ir acabando el año, los arrendatarios bajaban a la capital donostiarra a rendir cuentas y a comprar víveres para los meses duros del invierno, y la navidad, y, de paso, vendían parte de sus productos (gallinas, conejos, legumbres, hortalizas y productos de la matanza del cerdo) para hacer algo de pasta. De entre los productos de matanza, la txistorra, que no deja de ser un chorizo fresco. Con el paso del tiempo, se institucionalizó este día 21. Incluso se rifa una cerda enorme en plena plaza de la constitución (plaza neoclásica sita en la parte vieja de la ciudad).


¿Gustáis?

Hace mucho, pero mucho tiempo que los chavales se pusieron a sacar pasta para los viajes de estudios vendiendo txistorra. Tengo una tía a punto de jubilarse de la enseñanza que ya lo hacía estando en la facultad. Es un día simpático y alegre, lo malo suele ser el malestar general del día siguiente mientras los niños de San Ildefonso martilletean su soniquete en tu cabeza resacosa. Hay mercado, encuentras de todo, quesos, pastel vasco, chocolates artesanos, miel, cestas, ropa, calzado manufacturado....

 Es típico que te obsequien con un pintxo de txistorra y un txikito de tinto en tu empresa o que el carnicero de mi barrio, que se llamaba Tomás, regalara una ristra de txistorra a sus clientes. El ambiente es increíble, y huele mmmmm....