Inspección técnica de vehículos

Mi utilirario ha cumplido 4 años, así que tenía que llevarlo a pasar la ITV. La ITV son esos centros privados donde te miran la salud del automóvil, a los que vas porque la ley y las autoridades te obligan, pero es un negocio privado. Cada vez que has de pasar por allá, si tienes suerte, sólo has de pagar por la revisión. Pero si te encuentran alguna anomalía, aparte de tener que volver, tienes que pasar por un taller, como es lógico, si es que no "make it yourself", arreglar lo que se deba y volver a aquél siniestro lugar de examen automovilístico.

Yo había concertado cita una semana antes, me dieron hora una mañana. Fantástica mañana. Llueve a mares. Ya sé que la gente en Catalunya cree que 4 gotas sobre su tierra de secano es el diluvio universal, exagerando algo, pero es que el día de autos -sí, un chiste muy fácil- caía toda el agua que no había caído en meses atrás. Así que, con lo poco que me gusta conducir, una mañana a la hora de más tráfico por la carretera dirección Barcelona, con las luces y el limpiaparabrisas a toda leche, me presento en la inspección de vehículos. En la puerta, esperando entrar, tres señores de cierta edad, a los que la Kelly (la Ke lympia) les prohibió el paso porque había acabado de fregar el piso. Cosa totalmente absurda, porque con la de agua que llovía del cielo, no le iba a lucir ni dos nanosegundos.

El chico que me miró las luces, el CO y levantó el capó, fue muy correcto, pero los que habían de mirar las ruedas, los frenos, los amortiguadores, etc...eran como autómatas. Sin inflexiones en la voz, sin gestos en la cara. Yo sé que estar todo el día chupando frío en una nave abierta, coche tras coche, debe ser un coñazo, pero los paganos que vamos dentro de nuestros utilitarios no tenemos la culpa.

Por fin salí, y me dieron la pegatina. Todo o.k. Menos mal que no tengo que volver hasta el 2011.