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viernes, 13 de enero de 2017

Lujuria sacerdotal

Hay una conmoción en San Sebastián estos días. Resulta que ha salido a la luz que el ex-vicario general de la diócesis, un sacerdote muy conocido, muy cercano y muy querido, ha confesado haber abusado sexualmente de un par de menores de edad. Ahora resulta, como es lógico, que están saliendo a la luz más casos. A muchos les cuesta creer que un tipo tan amigable y cercano, sea un monstruo que aproveche su superioridad en edad y por cargo, para ir metiendo mano a los chavales. Pero él ha confesado.

Peligro demasiado habitual

Hace menos de un año, y para sorpresa de la feligresía, a este conocido sacerdote, la diócesis lo apartó del cargo de vicario general y de sus funciones como párroco de San Ignacio del barrio de Gros diciendo que tomaba "un año sabático". ¿Por qué esperó tanto si sabía que obraba mal? ¿No hubiera sido mejor ir a pedir ayuda en cuanto sintió el deseo libidinoso hacia el primer menor? ¿En qué piensan estos doctos hombres de iglesia? Para más INRI, si me perdonan el chiste, hace menos de un mes, este sacerdote concedió una entrevista en la que hablaba de pederastia y homosexualidad. 

No se entiende demasiado bien la actitud del apreciado sacerdote, lo que es una verdadera pena, sobre todo para las últimas víctimas, el que no se le haya parado a tiempo. Sabiendo lo que pasaba, la diócesis hace años debería haber puesto remedio. Primero, debería haber pasado por un juzgado para que se enmendara con más contundencia, ya que la iglesia siempre ha preferido mirar para otro lado. Debería haber ido a terapia, eso, por descontado, y ya que sabe lo que es la enmienda y la contrición, debería haberse alejado de la tentación.

Calixto II, el que prohibió las bodas curiles

¿Pero por qué ocurren estas cosas? Porque a los sacerdotes se les prohíbe contraer matrimonio, aunque no ha sido siempre así. Hay que recordar que muchos de los apóstoles, San Pedro, por ejemplo, era casado y que no fue hasta el primer concilio de Letrán, en el siglo XII, que se prohibió el matrimonio a la curia:

"Se prohíbe el matrimonio a los sacerdotes, diáconos, subdiáconos, y monjes. También se prohíbe mantener concubinas y la permanencia en sus casas de cualquier mujer diferente a las admitidas por el Concilio de Nicea. Los matrimonios en vigor de los clérigos son nulos de pleno derecho, y los que los hubiesen oficiado son declarados pecadores y obligados a confesión."

En el concilio  de Nicea, del que hablan, sólo se prohibía el matrimonio a los obispos, diáconos y órdenes mayores. Ojo, se les prohibía una boda posterior al cargo, si estaban casados, así seguían tan ricamente.

Pues bien, todas estas barbaridades lujuriosas que perpetran los sacerdotes obligados por una norma absurda y extemporánea quizá mejoraran si pudieran casarse. Es más, puede que hasta hubiera más vocaciones sacerdotales. En la misma Gipuzkoa, hace unos pocos años, para un cura joven que había, éste va y se enamora de una catequista, con lo cual, colgó los hábitos, como una persona normal, y acabó casándose con esta mujer. Es más ¿Alguien conoce algún caso de sacerdote que acaba casándose con parroquiana? Yo, unos cuantos. Pero esto es normal, pues son adultos y obran como tales. Abusar de menores es una aberración, y además, pecado.

La represión sexual en los sacerdotes es perjudicial, sobre todo para las posibles víctimas menores de edad a las que les pueden causar un trauma difícil de superar. ¿Cómo dan rienda suelta a su lujuria? Abusando de menores, lo cual es asqueroso, aprovechando su inocencia (la de los niños) y la confianza que estos tienen en el sacerdote abusón, que se aprovecha, además, de su superioridad de edad, de físico y de autoridad. Quizá piensan que, siendo menores, van a poder manipularlos a su antojo (No tenía intención de usar el doble sentido, disculpen).

El papa Paco, más que lamentarse con la boca pequeña, debería hacer dos grandes cosas:Permitir el matrimonio de religios@s y, además, admitir el matrimonio homosexual, ya que, much@s de sus religios@s, más que por vocación, se metieron en la iglesia para no delatarse como homosexuales.

Más que vocación es "ocultación"

Acabo de leer la valiente confesión de un joven que sufrió el magreo genital de este sacerdote cuando la víctima tenía 13 años. El sacerdote, entonces, ya sabía que hacía mal. ¿Por qué no buscó ayuda para dejar de convertirse en un rijoso peligro para la juventud? Encima, no es un hecho aislado, se repite demasiado, para desgracia de todos.

Tema de La Trinca que contaba magreos con resignación



La iglesia, aparte de condenar y apartar de una manera rigurosa a sus abusones de menores, debería pensarse en serio el permitir que sus miembros pudieran gozar de los beneficios saludables del sexo, adulto y consentido, para no cometer actos tan execrables como el abuso a menores. Ellos vivirían más a gusto y sus feligreses no te digo.

2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Yo entendí hace mucho tiempo que los curas perdonan a otros, ellos se perdonan solos.

Saludos

Nosu dijo...

No hay justificación alguna. Tienen un montón de adultos a su alrededor, pero esa superioridad moral, patriarcal, llamémosle como queramos les induce a abusar de menores. La misma superioridad que hace que se tapen unos a otros. No entiendo porqué la que no mete mano es la justicia.