Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 8 de febrero de 2016

Penitencia antes de cuaresma

Hace muchos años ya, cuando era joven y salía disfrazada en carnavales aparecimos por nuestro bar de cabecera mi amiga P y yo. J, el camarero, se había disfrazado con lo primero que encontró en su casa: Una chilaba, souvenir de Marruecos, y una txapela del traje tradicional vasco. Le preguntamos, con sorna, si iba disfrazado de la conexión Al-qaETA, porque hacía apenas un año del atentado del 11M.

Claro, en aquellos tiempos aún no se había endurecido la ley que coarta la libertad de expresión, llamada ley mordaza. No nos trajo consecuencias, a pesar de ser un bar situado en una zona donde la policía husmeaba buscando radicales de ETA. Perdón, que se me olvida que todo es ETA, pues eso, buscando a quien detener.

Era el fin de semana de carnaval, justo igual que este pasado fin de semana. La noticia exagerada es que han enchironado a dos titiriteros, según dicen los medios perrunos que mueven la colita ante el poder, porque cometieron atrocidades como violaciones, ahorcamientos y abortos. Curiosamente, se les ha enchironado por colocar una pancarta chusca. Puede que atente al buen gusto, que no digo yo que no, pero eso no es motivo de encarcelación.

Si lo dice Inda, no es delito. 

Otros que ladran en las ondas sueltan perlas amenazantes, o directamente hacen apología de la violencia y de las armas de fuego, pero seguro que ningún juez de la Audiencia Nacional correrá a abrirle proceso y meterlo ipso-facto en el maco. Eso sí, yo me estoy jugando el cuello por poner cosas aquí, porque no soy nadie, y lo que digo siempre se puede interpretar, de alguna manera, como delictivo. Cualquier día, me detienen.

Yo no he visto la obra de guiñol y no sé qué tiene de verídico lo que cuentan los "mierdos" de comunicación, pero, de la mitad, ni siquiera una millonésima parte. Ahora, sí, que es excesivo el castigo para los titiriteros, seguro; que los titiriteros son el chivo expiatorio, fijo; que estamos en campaña "electoril" y suenan los clarines del miedo, ya te digo; que van a por la concejala de cultura del ayuntamiento de Madrid por poner reinas magas, no me extrañaría.

Esto no te lo perdonaré jamás, Carmena, ¡Jamás!

PD. Tengo un amigo llamado Gorka Iraeta ¿Es conveniente que responda a la poli si le preguntan su nombre?

3 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

España es un carnaval permanente, enchironan a los tirititeros y dejan en libertad a los acosadores sexuales, a los curas pederastas, a los que roban a manos llenas e intentan dejar en libertad a los que son amigos de fiscales y están emparentados con el poder. Lo dicho nuestra democracia es una ruina carnavalera.

Por lo que estoy leyendo, la obra tampoco la he podido ver aunque en Granada se ha representado varias veces sin que genere este problema, digo que está dentro de un contexto que no hay porqué asombrarse, trata sobre la corrupción del poder, eso sí unos críos no van a entender lo que en ella se narra, pero si no se les explica, pueden que crezcan creyendo que la riqueza se hace robando al pueblo.

Saludos

Emilio Manuel dijo...

Olvidaba ampliar un poquito más el tema: esta obra está basada en "El retablillo de Don Cristóbal" que es una farsa para guiñol en un acto escrita por Federico García Lorca en 1930. El título completo de la pieza es: "Los títeres de cachiporra. Tragicomedia de Don Cristóbal y la Señá Rosita. Farsa guiñolesca en seis cuadros y una advertencia".

Su argumento es el siguiente:Don Cristóbal es un adinerado bruto y mal encarado, siempre con la cachiporra en mano, que busca una chica joven y guapa para casarse con ella. Sus deseos coinciden con los de la madre de Doña Rosita, que aspira a encontrar un buen pretendiente para su hija. Llegados a ese punto, ambos acuerdan llevar a término sus fines, para desgracia del resto de personajes. Rosita, sin embargo, logra engañar a su ya marido y tiene encuentros con sus amantes, hasta dar a luz a cinco hijos, que reclama que son de Don Cristóbal. Éste, enfurecido, la emprende a golpe de porra con madre e hija. Pero ese será solo el principio de una larga trama de despropósitos, cachiporrazos y gritos.

Pues eso, carnaval, recuerdo que a Federico Garcia Lorca lo asesinaron los franquistas, todavía hay algunos que les gustaría aplicar la misma medida con aquellos que lo siguen, basta ver el museo de Granada dedicado al poeta vacío de contenido y su casa de verano que casi se cae a cachos.

Saludos

ROSA M. dijo...

Como bien dice Emilio Manuel vivimos en un vergonzoso carnaval constante donde la vara de medir cambia según les conviene.
Tranquila Juli que si por ejercer tu libertad de expresión te enchironan un parell de fuets i unes avellanes torrades las tienes aseguradas 😉