Este libro que acabo de terminar de leer no tendrá más publicidad que la estrictamente necesaria porque cuenta una historia que, aunque me consta que cierta, a la ciudadanía de fuera del País Vasco le puede parecer poco creíble, de una falsedad intolerable o de una imposiblidad que ha de permanecer ignota. El libro se llama "Intxaurrondo, la sombra del nogal" y su autor es Ion Arretxe.
Cuando se habla del País Vasco de los años 80, en aquellos años del plan ZEN (Zona Especial Norte) diseñada por los designados por el Estado para la lucha antiterrorista, la gente, en España, cree que "el miedo" de la ciudadanía vasca era a ETA. Viendo como actuaban las fuerzas de seguridad del Estado, la mayor parte de la ciudadanía vasca, además de miedo a ETA, tenía auténtico pavor a ser detenida indiscriminadamente por la policía, guardia civil, etc, etc. Todo el mundo en el País Vasco conoce a algún detenido o detenida que, aparte de pasarlo mal en la comisaría, luego ha resultado "en libertad sin cargos" o " en libertad por archivo del caso".
He vivido ese miedo desde que nací y nunca milité en nada político, sin embargo, la angustia de ser detenida, aunque fuera, como mínimo, en uno de los miles de controles policiales que se practicaban a diario por parte de las Fuerzas de Seguridad, te convertía en una potencial víctima sobre la que caerían maltratos físicos y psíquicos casi seguros, mentiras cacareadas por los medios y quizá, con muy mala suerte, una temporada de prisión por la que no deberías pasar ya que tu único delito es haber nacido allí. Para muchos de los que leéis esto, seguro que os parece una trola exagerada, pero no lo es. La historia que narra esta novela de muy fácil lectura me lleva a mi primera adolescencia, muy cerquita de mi barrio, apenas un kilómetro.
Ion Arretxe, en 1985 es un chaval de 21 años que, como todos los de su generación, vive la época del punk, de la reconversión industrial y del auge del consumo de heroína. En párrafos muy cortos va desgranando su vida, comenzando por la madrugada en que la guardia civil irrumpe en su casa para llevárselo detenido previa patada a la puerta.
El libro
Narra el terror que siente siendo un pelele al que le practican ahogadillas en un río, palizas, humillaciones, imputaciones basadas en la nada. Lo malo es que, conociendo el caso, sabes que eso también te hubiera pasado a ti, porque, salvo la diferencia de edad, has pisado las mismas calles, los mismos colegios, has tenido amistades diversas.....
Y cuenta sus días atrapado, mediante la ley antiterrorista, en las manos de unos psicópatas que lo único que les importa no es probar la veracidad de la pertenencia a grupo armado, qué va, eso es lo de menos. El Estado, y, al menos la 513ª comandancia de la guardia civil, especializada en antiterrorismo, quizá porque ellos también lo practicaban, no podía, nunca ha podido, reconocer sus errores. Un detenido siempre era de ETA, aunque cientos de ellos nunca lo fueran y sus nombres quedaran mancillados por prensa, radio y televisión gracias al trabajo del Ministerio del Interior.
Así, Ion Arretxe, cuenta su delirante estancia en el cuartel de Intxaurrondo, nogal en euskera, de ahí lo de la sombra del nogal, su traslado a Madrid con dos desconocidos, que, por lo visto, eran de su comando, porque así se había decidido; los métodos persuasivos de la guardia civil para que no denuncie torturas; la insistencia de la fiscal del Estado en meterlo a prisión aunque el juez no ve causa.....
Con Ion Arretxe, además, fue detenido un hombre de mi barrio, chófer de autobuses de la Compañía del Tranvía de San Sebastián, llamado Mikel Zabalza. Zabalza no aguantó vivo el "interrogatorio", y la versión oficial cuenta que, yendo a buscar un zulo (literalmente, agujero, aunque la palabra castellana silo sea un derivado de la vasca), se escapó de sus captores pensando cruzar el Bidasoa porque al otro lado era Francia. Claro está, no era cierto. El cuerpo sin vida apareció veinte días después en una zona que había sido dragada, al lado de un cuartel de la guardia civil, hoy derruido, que, por cierto, es una zona donde el Bidasoa aún no es fronteriza. Pero es igual, lo mismo que Ion Arretxe, Mikel Zabalza figura como miembro de ETA, cosa que nunca fue. Se convirtió en uno de los primeros muertos por la policía de la democracia, pero vete tú a pedirle cuentas al maestro armero. Es más fácil llenar de mierda a un muerto que sólo le importa a su familia que manchar el nombre de ese grupo de beneméritos que, más tarde, se comprobó que pertenecían al GAL.
La víctima, Zabalza, asesinada y mancillada, aún, por el Estado
La narración de Arretxe es ágil y sencilla. Se lee fácil. Por un momento, quien lo lea, puede ponerse en la piel de un joven vasco de los años 80 que sufría el acoso policial y político de aquellos conflictivos años. El autor declara que ha tardado 30 años en atreverse a publicar esto porque, con anterioridad no ha tenido el valor necesario para afrontarlo. Quizá ahora, cuando ETA ha dejado de equivocarse y de matar, cuando otros ecos hablan de esa tortura policial que no abandonó las comisarías una vez muerto Franco, es el momento de escuchar cosas que antes sería imposible. Merece la pena echarle una mirada.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
2 comentarios:
Cuanta mierda escondida bajo las alfombras., que irá saliendo a la luz poco a poco.
El terrorismo de estado, con mayor o menor intensidad, siempre esta presente. En aquella epoca de los 80 en el Pais Vasco y en los ultimos decenios en toda España la consigna de todo es ETA provocó olas de represión y crueldad que, en el caso de España, no se puede decir que no tenga precedentes, lamentablemente, pero si que ha creado verdadero miedo a la protesta, a salir a las calles, entre los movimientos sociales, sindicales y politicos alternativos.
Esta bien que estas cosas se cuenten, porque en los putos telediarios los titeres escribanos que son los periodistas de los medios de propaganda nunca van a decir esta boca es mia.
Saludos
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