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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Neocaciquismo

Parece ser que los cargos públicos apoltronados en su poderosa trinchera vienen a ser los nuevos caciques de antaño. La chulería, el clasismo, la fata de arrepentimiento por sus delitos y la desmedida altanería los convierten en la nueva manera del caciquismo.

La palabra "cacique" es de origen caribeño. El jefe de la comunidad de aquella área era el cacique. A España se importó la palabra junto al cacao, las patatas, la piña o el maíz. El cacique era el señor de la zona rural que hacía según su voluntad y disponía de las vida de los demás como si estos le pertenecieran. En los siglos XIX y XX se daba con asiduidad en las zonas rurales de la península. Ahí está, por ejemplo la comedia teatral  "los caciques" de Carlos Arniches y la novela mucho menos benévola y más incisiva "Jarrapellejos" de Felipe Trigo.

Coto privado de pesca, para socios del club

Trigo, extremeño, conocía bien a ese especimen de perdonavidas rural y familia bien con derecho de pernada. Uno de los alicientes de su novela es como cuenta el verídico caso de "el crimen de Don Benito", ocurrido en 1902, donde un señorito juerguista, como no consigue por las buenas acceder carnalmente a una joven pobre, como era costumbre, ya que para eso su familia era dueña de medio pueblo, decide hacerlo por las malas. Acaba, además de violarla, por apuñalarla hasta el fin.

Como el señorito era alguien, la familia puso toda su influencia para cargarle el muerto, en este caso, las muertas, madre e hija, a otro fulano. Gracias a un testigo ocular no se cometió la injusticia de condenar a quien no era. Eso sí, la familia ordenó a la guardia civil que "dispersara" a los paisanos indignados. ¡No recibieron palos por pedir justicia los de Don Benito!


Y, claro, todo se pega, aunque nos vendan el cuento de que el excelentísimo señor presidente de la comunidad autónoma de Extremadura sea de origen humilde. Sería muy humilde, pero esa humildad la ha ido perdiendo según medraba en la pirámide del partido y en la montaña de los cargos públicos. No solamente no se muestra avergonzado sino que, encima, se atreve a levantar la voz con orgullo.

De la misma pasta está hecho el "vicealcalde" (¿Existe eso?) de la ciudad de Valencia, Alfonso Grau, que se atreve a dar una rueda de prensa, pero no para explicarse, sino para mostrarse chulo y altanero con la prensa. Y como este, otros tantos. Alcaldes, concejales, presidentes de diputación de León que lo son porque a su predecesora le zumbaron varios tiros....Es de vergüenza. Dimiten porque se ven obligados, porque, de otra manera no lo harían, que para eso hay clases y ellos están por encima.

Mención especial sobre el tema se merece la familia castellonense Fabra, que llevan en manejando Castellón más de 150 años, desde la restauración borbónica de Alfonso XII, con un bipartidismo creado por Cánovas del Castillo que no fue sino un criadero de corrupciones varias que acabó en un accidentado siglo XX. Y es que aquél diseño de España monárquica, militarista, rancia y clasista decimonónica no ha cambiado. Son los mismos los que llevan el mando caciquil de este país, pasando por repúblicas, guerras, dictaduras y transiciones que nunca lo han sido. Ese PP heredero de aquél rancio caciquismo, orgulloso de basar su conservadurismo en el bizco de Málaga (Cánovas del Castillo, el que se negaba a soltar Cuba porque, según él, los negros eran incapaces mentales). Ese PP que en Castellón, la de aeropuertos de altos vuelos y Marina d'ores desérticos, gobierna la familia Fabra con su "agraciada suerte" sin que nadie pueda objetar nada al respecto. Ya se sabe, ellos son los señoritos y los peatones sin oficio (en el paro) ni beneficio (no tenemos sobres) somos los mandados. Ya lo dice Andrea, la heredera de Castellón. "¡Que se jodan!". Y tanto que lo haremos.

4 comentarios:

ROSA M. dijo...

Intento ser optimista, peor ya no puede ser, pero me equivoco al pensar que no me pueden sorprender. Cuando vi en las noticias las expresiones, sonoras y faciales, del segundo de la alcaldía de Valencia no me lo podía creer, que prepotencia, que arrogancia!!!. Es como una orgia colectiva de fechorías antes de que se les acabe la fiesta.
Ya solo nos falta que, si podemos comprarnos un coche, nos toque la matrícula JDT

mariajesusparadela dijo...

Yo también intento ser optimosta, pero a esas obras y hechos que comentas, hay que añadir "la escopeta nacional" y los negocios que hacen en las cacerías (y las cacerías en parques nacionales, cotos privados de los caciques).

Emilio Manuel dijo...

No todo es malo en la palabra cacique, con el ron del mismo nombre se hacen unos combinados que quitan el sentido.

Veamos algo de forma positiva.

Saludos

Juli Gan dijo...

ROSA M: Que están por encima de nosotros y no hay quien les apee de la "amoto" con la matrícula JDT :D

MARIAJESÚS: Hmm, "la escopeta", fiel reflejo de algo que no cambia. Ahí anda todo el mundo sobrevolando como buitres (lógico) la choza de la duquesa de Alba.

EMILIO MANUEL: Creo que ese es el único cacique tragable. Lo malo es pasarte y sobrevivir a duras penas al día siguiente :D