Ayer terminé de leer “Riomundo”, un libro escrito por Jon Maia. Jon Maia es un conocido bertsolari (improvisador de versos cantados) guipuzcoano que siempre ha exhibido su condición de hijo de emigrantes. En este primer libro que publica, explica la vida de un joven manchego, jornalero, harto de ser explotado por los terratenientes de su zona y golpeado por los tricornios de verde al servicio de estos, que, aprovechando la guerra civil toma parte…del lado de los que luego perdieron. Durante la contienda, en Extremadura, conoció a la que sería su compañera. Después de años de cárcel, por perdedor, y de no tener ni trabajo, ni comida, ni amigos (nadie se atrevía en el desolado mundo rural a tener amigos rojos) decide buscar un empleo que le de de comer en el norte. El norte húmedo, verde, montañoso y fabril, donde hay chimeneas, humo negro, comercios y trabajo, pero que también hay unos nativos que hablan un idioma que no entiende. La familia se establece y va saliendo adelante. Los niños van a la escuela y ven como los niños nativos que apenas se expresan en castellano, son castigados, golpeados y humillados por no saber la lengua del imperio. A pesar de todo, sigue habiendo unos vencedores y unos vencidos de aquella guerra.
Jon Maia describe con pasión lo que seguramente oyó de boca de su propia familia. Más que inmigrantes habría que decir que muchos de ellos eran realmente exiliados. Obligados a marchar de sus casas por castigo. Las grandes ciudades el estado español recibieron a partir de los años 40 a todo un mundo rural que “sobraba” por esta y otras razones. Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao….Y en el caso guipuzcoano, muchos de los pueblos de cada valle, pues cada pueblo tenía su gran fábrica. El autor no ahonda en la coexistencia de dos culturas tan diferentes que viven juntas. No explica cómo han terminado mezclándose y enriqueciéndose la una a la otra, y eso que él es un producto de ambas. Así como describe ámpliamente hechos que se desarrollan en Albacete (de ahí el nombre del libro, del Río Mundo) se queda corto a la hora de desarrollar la segunda parte del libro. Del hecho en sí de la emigración. Pero, por favor no comparéis este Riomundo con una de las obras del ex-farmacéutico de mi barrio, Raúl Guerra Garrido.
Jon Maia, además de escritor en ciernes, es un sólido bertsolari (improvisador de versos cantados) que ha participado varias veces en la apoteósica final del campeonato de Euskal Herria. Esto me recuerda que una vez ví la película "8 millas", donde salía el inaguantable de Eminem contándonos su triste vida de pobre basura blanca, saliéndo ganador de un concurso de rap. Me recordó mucho lo que es una sesión de bertsolaris, sólo que no hay tanta agresividad, porque, al contrario que los obreros urbanos norteamericanos, los habitantes rurales que hacen versos en euskara, lo suelen hacer durante una cena, hacia el final, donde todo son copitas , relax y buen humor.
Missing (Desaparecido)
-
Me reencontré con esta peli a principios de agosto de 2024, en La 2 de
Televisión Española, cuando todavía no estaba apaciguado (¿lo está ya?) el
asunt...
Hace 1 día
5 comentarios:
Habrá que incluirlo en la lista..., y los inmigrantes de ahora?, hay espacios de comprensión?, de empatía?...
Bueno, en mi primera clase de català había 2 marroquíes, dos peruanas y una rusa (y yo). Y yo me llevaba bien contodas, especialmente con la rusa, que es una tía muy maja. De las dos marroquíes, una estaba occidentalizada, y la otra, con chador era muy tímida, pero hacíamos una clase muy sociable.
¡¡¡Qué burrada perseguir o reprimir a alguien por no hablar un determinado idioma!!!
¿Y sabes lo mejor?.
En el Tercio de Montserrat que era uno de los tercios carlistas integrado por catalanes que intervinó en la última guerra incivil y que obtuvo la laureada colectiva, había mucha gente que solo sabía hablar catalán y un día, cuando estaban en retaguardia de permiso, al muy bestia de turno (presumiblemente militar o guardia civil) no se le ocurrió otra cosa que meterlos a todos en la carcel.
Y nada... este pueblo nuestro sigue sin aprender y da muestras constantes de querer repetir los dramas.
Salud y Amistad
No es que seas ningún experto (no lo soy) pero en boca de mi familia política y allegados, gipuzkoanos del gohierri, me han llegado testimonios muy diversos de sesiones bertsolaris que terminaban con familias enfrentadas. Los "bertso paperak" tambien se usaron para difamar y crearon no pocas trifulcas. Sin ir tan lejos yo he llegado a presenciar algunas sesiones con faltadas nada amables entre bertsolaris. Eso de la sobremesa relajada me temo que no siempre es ni ha sido así. Lo digo solo por matizar.
Aupa, Roberto. Bueno, sí. A veces sí que los piques van más allá de lo que debieran, pero no es lo habitual. Én los bertso paperak se podía encontrar de todo, aunque, como en muchas manifestaciones literarias anónimas, podrían haber servido como insultos. En la poesía de los siglos pasados también se daba este fenómeno, pero no por ello toda la poesía es hiriente. Por lo general no pasaba de un pique verbal como algo natural de un proceso de cofrontación. Fue muy famosa la de Xenpelar contra Iparragirre, tanto es así que algo de ella nos ha llegado en forma de canción popular (Iparragirre abila dela).Bilintx ha quedado como un bertsolari (incluso, poeta) sensible y romántico, pero tiene también alguna conocida que no deja muy bien al retratado "Mando baten gainean, Domingo Kanpaña", pero me sigue pareciendo menos agresivo que el rap con esos gestos y ese ademán. Como todo en esta vida, hay que tomárselo con humor.
Publicar un comentario