Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 27 de mayo de 2009

La puntualidad heredada de mi familia

Llevo unos días llegando tarde a trabajar. No mucho, sólo unos minutos y además no importa porque mis jefes suelen llegar como mucho una hora después. El motivo es que mi mitad llega a comer conmigo algunos días, cosa que me encanta, así que retraso al máximo la hora de mi almuerzo para poder disfrutar del amor un ratito. Quienes me conocen se extrañarán porque tengo muy interiorizado el sentido de la puntualidad, que es una de las cosas que se hereda de mi familia paterna. Mi abuela paterna inculcó a su numerosa prole la importancia del reloj. Era una mujer dulce y cariñosa y con un sentido del humor excelente a la que en el pueblo llamaban la "maestra", que no lo era, pero ya se sabe que la capacidad de síntesis rural es símplemente genial y al ser ella la esposa del maestro, heredaba la denominación por el oficio del cónyuge. De todas maneras sí que llevaba la docencia en las venas, porque mi padre, que no podía hacer novillos, porque su primer maestro de escuela era su mismo progenitor, aprendió a leer con su madre. A mí, siendo muy niña, un día me enseñó a "leer" las manecillas del reloj. Mi padre también es muy dado a guardar celosamente las formas de la puntualidad, y yo, he heredado esta manía de estar mirando el reloj y calculando el tiempo que debo emplear para llegar a una hora concreta sea donde fuere.

Claro que el hombre más puntual que conozco es mi tío canónigo lateranense (monje agustino), pero por si acaso, en las épocas difíciles de Argentina en los 70, se sacó una licenciatura en sociología por si debía buscarse otro modo de subsistir. Es un señor con una voz de bajo espectacular, con un sentido crítico abierto y fascinante y con un sentido del humor generoso. Su puntualidad es prodigiosa. Justo cuando llega la hora de cita es cuando suena el timbre de la puerta. No sé cómo lo hace.

Ayer me enteré que fue operado de una grave enfermedad. No dijo nada hasta que llamó por teléfono para comunicarnos que lo intervenían. Ojalá se recupere pronto y lo jubilen de una vez, porque está jubilado de facto, pero como no hay párrocos disponibles por falta de vocaciones, lo tienen a su provecta edad de parroquia en parroquia.

Goraintziak, osaba eta sendazaitez lehenbaitlehen!

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