Tengo un bló

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jueves, 23 de agosto de 2018

El Rancho.

Me da vergüenza, pero últimamente sólo alimento mi blog de pequeños sucesos que me ocurren ya que no puedo ahondar con calma y holganza en otros temas de actualidad. Quizá sea motivo de alivio para más de un visitante que chasquea la lengua con reprobación cuando me lee y mis opiniones están en las antípodas de las suyas. Otros, quizá, a lo mejor, echan de menos mis diatribas creadas en un momento de puro esparcimiento. Es lo que hay, sin embargo, puede que dentro de poco despotrique contra las prisas peperociudadaneras por mantener al sátrapa del Ferrol enterrado en un mausoleo que es la vergüenza de los países que dicen llamarse democráticos.  Sí, amigos, este párrafo empieza y acaba con vergüenza.

Venga, al lío:

Hoy me he quedado a deglutir, más que tomar los alimentos de manera reposada, en el comedor de personal de la empresa donde trabajo. Es jueves, y como suele ser habitual los jueves, en muchos lugares  que todos frecuentáis, suele haber paella. Por lo general me toca quedarme los miércoles a comer, porque lo impone el horario y los miércoles no suele haber mucha gente  a la hora en la que aparezco por allí. Hoy, jueves, estaba más concurrido ¿Sería por la paella?. Los segundos me matan,  así que suelo elegir dos primeros:  Un salmorejo con huevo y jamón picado y la ración de paella marinera. Una paella atroz. Posiblemente le reste algo de gracia el que ya estuviera tirando a fría. Una lástima de paella. Hace un par de meses nos zampamos, en familia, un arroz en el Deltebre. Nada que ver con el decepcionante plato del mentado cereal con sepia y mejillones de hoy.  

Una ración de paella fría.

Mira que me gusta el arroz y casi podría comérmelo hasta con Nutella, pero el bajón que me ha dado hoy al probar ese guiso desaguisado (Por favor, Juli Gan, podrías mejorar este léxico tan infame como esta paella) a punto ha estado de provocarme el llanto.

Sí que estoy en horas bajas que ya os cuento hasta mis ultimas aventuras alimentarias en el lugar donde me afano por puro interés crematístico. En fin, qué penica de "tó".

Por lo menos, el salmorejo estaba bueno.

2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Para valorar el menu, te pregunto, ¿cuanto te cuesta?.
Hace unos dias en un parque aquatico en Granada, por 8 euritos nos tomamos un menu con un plato de arroz de rechupete, por cierto con el arroz me pasa como a ti, hasta casi crudo me gusta.

Saludos

Paola Vaggio dijo...

La paella es uno de los platos que peor se pueden hacer! jaja he llegado a esa conclusión. A mí me enseñó mi madre a hacerla, su receta es exquisita, pero la hacemos estilo Empordà, que es con cebolla en el sofrito y una picada de ajo (poco) con vino blanco. En la zona del Delta es más parecida a la valenciana. Por cierto, hablando del dictador, dicen que fue él el que estableció lo de los jueves paella... lo leí en algún sitio, no sé si será verdad.