Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

martes, 28 de enero de 2014

Alarma dominical

Las siete de la mañana del domingo. Una creciente preocupación no la dejaba dormir. No había oído abrirse la puerta de la entrada. Eso significaba que su hija de edad tardoadolescente no había llegado. Se levantó y comprobó si estaba en su habitación, una leonera. Harta estaba de batallar con su hija por el desorden y las cantidades ingentes de ropa tirada por todas partes. Las sillas repletas y la cama, como siempre, deshecha y llena de montones de ropa. Cerró la puerta con cuidado porque su otra hija menor aún dormía.

Se paseaba intranquila por la casa. La tardoadolescente había salido a celebrar el cumpleaños de su prima la noche anterior. Comprobó que su hermana, la madre de la cumplidora de años, estaba despierta. Comenzó a mandarle whatsapp desaforadamente. Eran ya casi las ocho. Leyó en el móvil los mensajes de su hermana. Efectivamente, la del cumpleaños llevaba varias horas durmiendo felizmente. Empezó a preocuparse.

La madre y la tía de la niña desaparecida empezaron a llamarla al móvil. No contestaba. Le dejaban mensajes que no abría. Desazón y alarma. La chica del cumpleaños, que estaba dormida, es despertada de urgencia para que diga lo que sepa sobre su prima. Empiezan a llamar a casa de sus amigos. Todos están durmiendo.

Habitación cuidadosamente desordenada a juego.

Siguen enviando incesantemente whatsapp a la desaparecida, que al cabo de un rato contesta diciendo que no la dejan dormir. La tía de la desaparecida, colgada del teléfono que le comunica con su hermana, la preocupada madre, escucha de fondo la siguiente conversación:

  -¡Menudo susto me has dado! ¿Cuándo has venido?
  - Jo, mamá, llevo desde las cuatro de la mañana aquí.
  - ¡Si antes he entrado y no te he visto!

La tía, al teléfono sopesa si matar a su hermana o morirse de la risa. Todo muy extremo. Resulta que la madre no ha reconocido el bulto de su hija en la cama entre los otros bultos de ropa esparcida. Ha tenido más de una hora a todo el mundo de zafarrancho de combate por no haber mirado bien. La niña tenía el móvil en silencio y sólo la ha despertado tanta lucecica de whatsapp.

Creo que acabamos de inventar los seriales vía whatsapp.

3 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

¿De verdad que es un cuento?, ¡¡anda ya!! eso me suena mucho, aquí lo padecimos hasta que las niñas se independizaron, ahora es el orden lo que domina en sus casas.

Cosas veredes amigo Sancho que harán fablar a las piedras.

Un abrazo.

chris dijo...

virgendelcarmendelapicamorales....

mariajesusparadela dijo...

¡qué susto!