Algodón globalizado

Voy a intentar actualizar este blog con esta pequeña anécdota que se me ha ocurrido mientras me iba vistiendo las prendas después de ducharme esta mañana, y esperemos que en el intento no se me queme el aromático bizcocho que tengo en el horno y al que (ahora me arrepiento por no haberme acordado) no le he puesto un poquito de canela.

Como decía, me iba vistiendo esta mañana y he comenzado por ponerme las bragas compradas en un hipermercado de capital francés -como la mayoría- y me da por mirar la etiqueta para corroborar que está hecha de legítimo algodón y me encuentro con que está tejido nada menos que en China. Eso sí, especialmente fabricado para el hipermercado que un buen día se quejará de que esos trabajadores textiles en paro del lugar no le compren tanto porque el sueldo del inem no es igual al que tenían confeccionando ropa interior. Me coloco el sujetador no sin mirar la etiqueta. Un suje comprado a un comerciante de mercadillo semanal del barrio y me encuentro con que este sí es producto nacional. Será que no todos los obreros textiles fueron a la calle, menos mal. Me coloco una divertida camiseta colorista con motivos bovinos comprada en un alegre comercio de la calle Estafeta de la vieja Iruña (Pamplona, para el resto del mundo) y aunque el estampado es popularmente reconocible ya que pertenece a un dibujante local, la prenda proviene de Bangladesh. Voy con los vaqueros piratas comprados en el mercadillo a un morito de venta legal que tiene pantalones muy majos, y en la etiqueta pone. "Made in P.R.C." o lo que es lo mismo, hecho en la República Popular de Corea. Genial. Menos mal que las menorquinas, compradas en el mismo mercadillo, aseguran ser de la misma isla de las que proviene su nombre. Así que he llegado a una conclusión: El algodón no engañará, pero jodó lo lejos que quedan las fábricas donde se tejió. La ruta oriental de la seda ha cambiado por la del algodón confeccionado.

Me voy antes de que huela a "chamuscao".