Lunes tampranito. Suena el despertador. Me levanto y preparo café. Mientras sale enciendo el ordenador y leo algo. Me meto en la ducha. Salgo con el albornoz y la toalla enroscada en el pelo y leo otro rato. Me visto y me seco el cabello. Voy a peinarme. Me miro en el pespejo y ¡Oh, no! está ahí, en la parte derecha de mi cuello. ¿Pero es ó no? Me acerco ¡Claro que es! ¡Tengo un chupetón!.
La próxima, me pongo esto.
Y yo que me iba a recoger el pelo porque estoy muy vaga para ir a la peluquería a que me adecenten estos pelos de beatle que llevo. Pues nada, la melena tapará la marca de los dientes de mi mitad. La próxima vez voy a hacer la siesta con un collarín de perro. Lo que me faltaba era no haberme dado cuenta y que todo el mundo me mirara en el curro la "marca de la casa".
jejeje... ¿has oído hablar del trombocid?
ResponderEliminarjajajaja
jajajajaja vaya putadilla jajajajaja
ResponderEliminarjajaja. ya nos contarás qué te ha dicho tu mitad cuando lea esto y dónde tiene pensado hacerte el próximo chupetón. jeje
ResponderEliminarAhhhhh nena es lo que tiene disfrutar de las pàsiones en casa...
ResponderEliminarjajajajaja!!!!!! que ya tenemos una edad!
ResponderEliminarhahaha como dicen, a veces pasa..
ResponderEliminarbesos,
Y no habia un sitio mejor!!!
ResponderEliminarjijijijjjjjii, vaya chupetón te debía dar!!!!!, y encima vas y se lo enseñas al diseñador de café, y a cascar!!!! jajajaja...
ResponderEliminarjajajajaja, me río de dos cosas: tu post y el comentario de Pena (ella sabe por qué). ¡Odio tener y hacer chupetones!
ResponderEliminarSi me pasara a mi, a ver que melena me tapa el cuello!, juas juas
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