Los sábados son una bendición. Levantarse tarde y retozar perezosamente en la cama. Desayunar como una marquesa mucho, bien y despacito sin prisa por nada. Salir a la terraza y respirar el sol que estos días nos hace un homenaje, y tener horas para hacer lo que una quiera. Creo que se nota demasiado que me he pasado fines de semana trabajando durante años y ahora puedo disponer de ellos.
Me voy a aprovechar el día, que el finde es corto.
Nila, que es martes, actualiza jajaja.
ResponderEliminarups...era niña jajajaja
ResponderEliminar