jueves, 7 de septiembre de 2017

Eternidad

Escondida, con la cabeza gacha, como las avestruces, procurando ser invisible a los ojos de toda la oficina. ¡La oficina! Odioso lugar lleno de indivíduos que interactúan y se relacionan porque no les queda más remedio. Emborronando papeles y con la vista perdida en algún punto de la pantalla del ordenador deseando que acabe la tediosa jornada de esclavitud escasamente remunerada.

Bostezos y aburrimiento infinito procurando pasar inadvertida en esa jungla moderna llena de pitidos telefónicos, chirridos de impresoras, quejas de teclados y aleteo de papeles. La huida momentánea y resignada a la máquina de sucedáneo de café, que sabe a engranajes y tornillos, pero, al menos, atempera las entrañas.

Campo de batalla

Ganas de salir corriendo mientras las agujas del reloj se niegan, con una terquedad insolente, a moverse sobre la circunferencia que las tiene sujetas.

...Y sólo son las once.

5 comentarios:

  1. Vaya, eso es la eternidad que no el paraíso.
    Saludos

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  2. Que interactuan porque no les queda más remedio...
    genial.

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  3. ¿Hablamos del hilo musical? Mejor no.

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  4. Como autónoma que suele trabajar en pijama, tengo que confesar que hay veces que echo de menos la oficina. Hasta que me toca reunirme allí dos semanas seguidas y se me pasa.

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Exprésate, no sea tímid@: