Final de julio, verano demediado. Si últimamente escribo poco (y mal) y, además, de manera pesimista, los acontecimientos "all around the world" (Because american english rules) no dejan demasiadas expectativas para que cunda la alegría. Asistimos a un genocidio en directo y, encima, las redes sociales están llenas de gentuza jaleando en favor de Israel (El género humano somos lo más inmundo del planeta). Los que mandan en Europa de manera oficial, porque se les ha votado, lamen con fruición las posaderas del risketo satánico. Acuerdan alegremente aceptar los atropellos de aquél malnacido. A saber: Aceptar los aranceles, comprarles el gas porque Rusia es el enemigo, por lo visto y no EEUU, adquirir más arma, acatar el incremento de presupuesto para defensa con una sonrisa, mientras sale de lo presupuestado en educación, sanidad, pensiones o gasto social de cualquier índole.
Nuestro gobierno "más progresista que la solitaria gónada del sátrapa cuyo quincuagésimo aniversario del obituario se celebra este otoño", aprueba todo esto sin importarles nada lo que le pase a su ciudadanía, porque ellos ya atraparán la manilla de la puerta giratoria o se han asegurado de un retiro dorado sin recortes vendidos al capital, a los que mandan realmente en este jodido mundo global de mierda, donde ni teniendo un sueldo decente puedes pagarte un alquiler, ya no digo hipotecarte tres generaciones. La oposición es lo mismo ya que este "magnífico" bipartidismo cuarentón del "atado y bien atado", ha conseguido trabajar fino para las clases dominantes, tanto que legislativo, ejecutivo y judicial van de la mano para contentar a su señor y jodernos al resto. Se ve hasta en en las pastelerías de Gijón y en las calles de Zaragoza.
La democracia es un sistema en el que parece que son elegidos algunos que están de vasallos y a lo que digan los que realmente sostienen el mango de la sartén. Mientras, los tontos de baba del resto, se pelean entre ellos por las pocas migajas miserables que nos dejan. Así estamos llenos de miedo, odio y dando lo peor de nosotros.
La gente que se la da de más lista que los demás vota a la ultraderecha mientras se hace unos burpees y paga una pasta para seguir al enésimo gilipollas que te dice cómo ganar una pasta siendo mejor que los demás conduciendo un "lambo" y tratando a las mujeres como meros recipientes seminales de escaparate.
Y para colmo, cualquier desletrado balbuceante que no sé sabe en qué berrea, porque la entonación se la afina una máquina (autotune) canta ¿canta? reggaetón con letras ramplonas y misóginas.
Si no nos hemos extinguido aún ha sido por pura suerte.